Tras cuatro meses sobre la mesa, Sherpa Capital lanzará una oferta pública de adquisición para quedarse con la histórica textil catalana Dogi, según fuentes oficiosas. La decisión del fondo oportunista capitaneado por Eduardo Navarro llega después de las negociaciones con la Comisión Nacional del Mercado de Valores, especialmente celosa de que inversores de este perfil se hagan con el control de compañías cotizadas mediante operaciones de deuda o recapitalización, al margen de los accionistas minoritarios.
Sherpa Capital presentó su oferta por Dogi en octubre de 2013. Entonces, el fondo informó a la CNMV (la empresa textil está suspendida de cotización tras declararse en concurso de acreedores) de su intención de reflotar la compañía con una inyección de capital de 3,8 millones de euros. Este desembolso estaba sujeto a una serie de acuerdos previos con las entidades financieras, acreedores y empleados, así como a recibir ayudas públicas de la Generalitat y a que "no exista obligación de lanzamiento de una oferta pública de acciones".
Durante este tiempo, el fondo oportunista ha ido resolviendo el grueso de cuestiones necesarias para efectuar la inyección de liquidez (Dogi ha despedido en enero al 20% de la plantilla). Sin embargo, Sherpa Capital ha preferido obviar el último de los requisitos y ha acordado con la CNMV lanzar una OPA sobre la textil catalana, al considerar que continúa siendo rentable la operación a pesar del sobrecoste en que pueda incurrir para cumplir con el deseo manifestado por el organismo supervisor presidido por Elvira Rodríguez.
Este acuerdo parece el primer fruto de la estrategia jurídica desarrolla por la CNMV para proteger a los accionistas minoritarios de las operativas de los 'fondos buitre', especializados en quedarse con el control compañías con la compra de deuda o la financiación de circulante. Situaciones como las producidas en Pescanova, La Seda, Amper ó Colonial han puesto de manifiesto la tendencia existente en el mercado, aunque en casos como Codere se ha plantado batalla jurídica contra estas prácticas de los inversores.
La actual situación del sistema financiero, con restricción del crédito bancario y saneamiento de los balances, hace que los fondos de deuda se conviertan en una de las alternativas de dinero a las que tienen que recurrir las compañías. Y dependiendo de los perfiles de riesgo, algunos de estos lenders prestan con la intención final de asumir el control de las empresas (loan to own). Por este motivo, el ministro de Economía, Luis de Guindos, acaba de anunciar cambios en la Ley Concursal para facilitar los procesos de refinanciación.
Dentro de esta categoría, Sherpa Capital es uno de los pocos fondos oportunistas genuinamente español, tanto por sus inversores como por su equipo gestor, larvado en torno a la consultora estratégica Improven. Hasta la fecha, la firma ha invertido en compañías en dificultades como la rotativa Dédalo o la óptica Indo. Otras inversiones especiales han dado pie a operaciones posteriores, como ha hecho desde la marca decoración del hogar Maison Decor con Ka International, o desde la envasadora Polibol con Bolfor.
El mercado sigue siendo propicio para estas inversiones. Precisamente, Sherpa Capital es también el fondo que ha mantenido negociaciones con el empresario madrileño Arturo Fernández para quedarse con su negocio de hostelería Grupo Cantoblanco. Sin embargo, a pesar del anuncio realizado por el todavía presidente de la patronal empresarial madrileña CEIM, cuando a finales de 2013 aseguró que había vendido el 51% de su empresa, la operación sigue todavía en el alero por discrepancias sobre precio y viabilidad del modelo.
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