Pues, efectivamente, es cosa nuestra. Yo os aseguro que no vendo. Aún poniéndome en el peor de los casos y suponiendo que lo perdiese todo (cosa muy improbable...) nunca perdería tanto como lo que perdí con el SAN y con TEF. Dos empresas de las potentes donde las haya y aun ahora, después de varios años, no han recuperado el valor que tenían.
El que algo quiere algo le cuesta, dicen, y también que nada se logra sin esfuerzo. Asi que, si esperamos sacar beneficio de esta empresa/inversión tenemos que entender que nos va a costar cierto esfuerzo, en este caso, cierta intranquilidad; pero seguro que valdrá la pena. Si la empresa puede y sabe conseguir sus objetivos.