Está muy bien lo que me dices, pero hay matices importantes, que debemos tener en cuenta.
Una persona puede ser malo jugando al ajedrez, al baloncesto o a lo que sea; pero esa misma persona sabe si es que no ha aprendido o practicado lo suficiente o si, por el contrario, ha llegado a su límite y que, por más que estudie o practique, NUNCA llegará a más. Cada uno sabemos o deberíamos saber nuestros límites.
Este fue mi caso en el baloncesto. Y ahora vuelve a ser mi caso, en la bolsa.
Pero, en cambio, soy muy bueno en idiomas. Hablo unos 51. Incluso hablo el idioma de los monos de Borneo, porque en la universidad de Monolandia, cuando se dieron cuenta de mi habilidad para las lenguas, me encerraron en una jaula con esos simios y aunque yo, al principio, les mordía, después ya me acostumbré a ellos y aprendí su idioma, en tres meses.
Disculpa, es que no sabía como desviar el tema sobre mi forma de ser...
Un saludo y gracias.