Página 20, Suplemento Negocios, El Pais de éste Domingo 14 de Abril
La hora política (y de la verdad) para Madrid Nuevo Norte
- Los promotores piden altura de miras a los partidos para que se mantenga el consenso ante las posibles interferencias electorales
El pasado 20 de Septiembre, la Junta de Gobierno del Ayuntamiento de Madrid otorgó la aprobación provisional a la modificación del Plan General con las ordenaciones de Madrid Nuevo Norte (antigua Operación Chamartín y luego Castellana Norte), lo que suponía un espaldarazo prácticamente definitivo para un proyecto que tiene más de un cuarto de siglo de vida y mucha polémica que contar. Tras esa aprobación inicial, se abrió un periodo de información pública que finalizó el 5 de Diciembre. Después de incorporar las alegaciones consideradas oportunas, el Ayuntamiento entregó el 20 de Marzo el expediente a la Comunidad de Madrid para que la Comisión de Urbanismo regional elabore la Declaración Ambiental Estratégica, necesaria para llevar a pleno la aprobación provisional del proyecto. La intención declarada de la alcaldesa, Manuela Carmena, es llevarla al pleno del 30 de Abril. Para ello, debe tener el documento ambiental. La aprobación provisional es el último tramite administrativo del Ayuntamiento, para después pasar al plácet definitivo por parte de la Comunidad.
En esas estamos; pero en medio de un múltiple proceso electoral, que tiene su aquel porque los partidos sacan sus peores armas y no crean un ambiente muy propicio para los acuerdos por muy cabales que sean y por mucho que hayan pactado consensos, todo puede pasar. No es badalí. La pregunta es si hay voluntad política para que pueda completarse antes de las elecciones de Mayo sin interferencias.
Los promotores de Madrid Nuevo Norte (controlada por el BBVA y pacientemente dirigida por Antonio Béjar), están a la expectativa. Acostumbrados a ello, han subrayado que es la hora de ver "la altura de miras y el sentido de Estado de los políticos". A su juicio, MNN debe ser considerado como un proyecto de Estado por los enormes beneficios que va a aportar a Madrid y al conjunto del Estado y la vorágine de elecciones no puede poner en riesgo este consenso histórico en un proyecto que Madrid lleva esperando tanto tiempo. No les falta razón, ya que, aunque la iniciativa es del Ayuntamiento, muchas infraestructuras son de competencia regional e incluso nacional.
En los últimos meses, las 3 administraciones implicadas (Ayuntamiento, Comunidad y Gobierno), gobernadas en estos últimos meses por partidos políticos distintos, han logrado un consenso que ya quisieran en muchos temas de Estado que pasan por las Cortes. En efecto, tras 25 años de disputas, ahora es un proyecto en el que todas las partes han cedido en sus posiciones. El consenso, además de político, también es social, con todos los partidos del pleno a favor, a excepción de una minoría de corte anticapitalista que casualmente está integrado dentro del grupo que gobierna, muy a pesar de la alcaldesa.
Según las encuestas, manejadas doctamente por los impulsores del proyecto, hay un apoyo prácticamente unánime. Entre los votantes de los cuatro partidos representados en el Consistorio, supera el 80%, y llega al 91% en los barrios vecinos. A favor tienen que Madrid necesita un parque de oficinas de última generación (eficiencia energética, entorno sostenibles y accesibilidad del transporte publico) y la construcción de un gran centro de negocios permitirá a la capital de España competir con las grandes capitales europeas a la hora de atraer inversión y talento, además de permitir que Madrid pueda liderar el cambio en el urbanismo mundial.
La estación de Chamartín, que necesita urgentemente una reforma, se convertirá en el gran hub de la alta velocidad hacia el Norte de España y en una de las estaciones mas modernas de Europa. Por si acaso, el Ministerio de Fomento ya ha señalado que la reforma de la estación se tendría que llevar a cabo incluso si no se hiciese el proyecto. Lo es pasa es que, con Madrid Nuevo Norte, podrá poner en práctica la caraqueada colaboración público-privada y financiar una ambiciosa reforma de Chamartín, sin incurrir en sobregastos públicos ni asumir riego promotor.
Por otra parte, además de crear puestos de trabajo (se calculan unos 250.000) y renovar las conducciones del agua del Canal de Isabel II, el proyecto permitirá terminar con la asignatura pendiente de acaba con la depresión que vive la zona norte, a las que las vías de tren separan en dos partes. Esta situación provoca grandes problemas de movilidad, seguridad y aislamiento y su solución permitirá la regeneración para dotar a dicha zona de viviendas, equipamientos públicos, zona verdes y mejor comunicación.