Ya comenté algo de ese tema en un post anterior. Cuando Merlín Properties compró el 14,45% de DCN a GSJ, y se convirtió en accionista, se aseguró el derecho de tanteo sobre cualquier oferta que se pusiera sobre la mesa para el 75% que aún controla BBVA, y como la empresa ha señalado alguna vez, su vocación es la de ser el agente principal del proyecto, no minoritario. Por tanto, salvo que algún otro interesado ponga sobre la mesa alguna oferta disparatada, o que la situación financiera o accionarial de Merlin cambie drásticamente, creo que tarde o temprano Merlín acabará por llegar a un acuerdo con BBVA para comprar la gran parte de ese 75% de acciones que todavía no posee, y no porque BBVA necesite liquidez, sino por exigencias de las autoridades europeas que no ven con buenos ojos que un banco lidere un proyecto inmobiliario de esta envergadura, ya sabemos “zapatero a tus zapatos”.
Me parece creíble (y deseable) que GSJ pueda aprovechar ese momento para, de acuerdo con Merlin, no lo tengo tan claro con otro inversor, incrementar de nuevo su participación, y llegar a un 15, 20 ó quizás incluso recuperar ese 25% que tuvo hasta bien entrado el 2019. A esa porción del pastel sí creo que podría llegar sin atragantarse ni cometer errores del pasado. No es ninguna locura basándonos sobre todo en la fortaleza actual de su balance, y en la calidad de los activos en los que invertiría, que le aseguraría buenas plusvalías o suculentas rentas por alquiler los próximos decenios. Pero ya sabemos que los accionistas de GSJ vamos completamente a ciegas con respecto a las intenciones de la compañía, lamentablemente solo nos queda especular y aguardar acontecimientos.
Mi opinión es que sería el mejor destino a tanta caja acumulada. Las cifras del proyecto son realmente apabullantes, sobre todo por el precio tan razonable (y aplazado en el tiempo) que se va a pagar a ADIF por el suelo. Su principal inconveniente es el largo plazo de planificación, desarrollo y ejecución, lo que exigirá a los inversores una gran dosis de paciencia, pero el resultado final creo que merecerá la pena porque significará patrimonializar o monetizar edificios de viviendas y oficinas en una de las mejores zonas de Madrid. Tampoco debemos olvidar la posibilidad que tiene GSJ como constructora de poder licitar y ejecutar una parte significativa de la ejecución material del proyecto, lo que podría traducirse en incrementar la cartera de obra en varios miles de millones de euros los próximos años.
Por cierto, me he quedado “ojiplático” al ver los precios de las viviendas de lujo recientemente vendidas en el complejo de Canalejas, cerca de la Puerta del Sol: 22 apartamentos de lujo por 93,5M€, a una media de 15.000€/m2, ó el local comercial de los bajos, vendido este verano por 29M€ al fondo alemán Warburg HIH.
En fin, ni Covid-19 ni leches, al final el “ladrillo prime” se convierte recurrentemente en uno de los mejores lugares para diversificar, asegurar y proteger el ahorro, sobre todo en tiempos de tanta incertidumbre. La verdad es que no encuentro mejor sitio para invertir gran parte de los 300M€ que GSJ guarda ociosamente en caja.