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Los impagos de créditos se han convertido en una gran amenaza para la banca. Y en Estados Unidos no podía ser menos, teniendo en cuenta el impacto tan severo que está teniendo el país como consecuencia de la crisis del coronavirus. BBVA vaticina un efecto demoledor para las entidades, entre las que se incluye la propia entidad. Tal es así, que espera que la morosidad repunte hasta niveles nunca vistos, al menos en lo que llevamos de siglo, lo que supondrá un aumento en las provisiones por deterioro del sector y, por ende, de su filial, que aportó el 16% de los beneficios del grupo español en 2019.
El servicio de estudios de BBVA, en un informe titulado Situación de la banca en EEUU en el tercer trimestre: es de lo más interesante, augura una subida de las insolvencias hasta récords históricos. Así, los expertos del banco pronostican que los impagos en los créditos a empresas (comerciales e industriales) sobrepasen los umbrales alcanzados en las dos últimas recesiones y ronden un máximo del 4,5% a principios de 2021, desde una base del entorno al 1% o 1,1%.
En este sentido, los analistas del banco español sostienen que los impagos comerciales dependerán "sobre todo del caos sin precedentes que ha desatado el Covid-19 en servicios como el ocio, la hostelería, la restauración y el transporte aéreo". Además, apuntan que el alto nivel de apalancamiento empresarial que se creó antes de la pandemia también repercutirá en las insolvencias empresariales, es decir, que la evolución será en función de "si las compañías que apostaron por altos niveles de apalancamiento tienen dificultades para obtener liquidez y refinanciar la deuda".
Del mismo modo, prevé que la tasa de morosidad de los préstamos inmobiliarios otorgados a las compañías no financieras se quintupliquen de aquí a un año, aunque en su caso no supondrán hitos históricos, ya que en la pasada crisis financiera (que comenzó en 2008) las insolvencias a este segmento llegaron hasta el 9% del total en la primera potencia mundial.
El segmento que también podría sufrir consecuencias nunca vistas será la financiación al consumo. Según los expertos de BBVA la tasa de mora en esta actividad podría llegar a ser comparable a los niveles registrados tras la crisis de 2008, cuando subió hasta el 4,5% o 5%, pero el banco confía en que disminuya "con relativa rapidez cuando la economía recupere impulso y las condiciones del mercado laboral mejoren notablemente".
Resalta como factor favorable el reducido nivel de originaciones de créditos basura en los últimos años
Más acotado será el agujero de los préstamos residenciales (las hipotecas). BBVA Research estima que las insolvencias en este negocio aumentarán un punto porcentual con respecto a los niveles actuales y alcance un máximo del 3,3%, por encima de la recesión de 2001, pero muy por debajo de la convulsión de las subprime de hace doce ejercicios, cuando rozaron el 12%.
Considera, en este sentido, que en la actualidad existe una "estabilidad del apalancamiento de los hogares, así como una probabilidad de que el precio de la vivienda descienda levemente en los próximos doce meses". Además, resalta como factor favorable el reducido nivel de originaciones de créditos basura en los últimos años y el respaldo fiscal de la Administración norteamericana para salir de la crisis de la pandemia.
Provisiones
En el informe, BBVA concluye que "lo que no se puede negar es que la recesión actual va a menoscabar gravemente los parámetros de la calidad crediticia, como los impagos y las pérdidas en préstamos". Sin embargo, el banco añade que se logrará contrarrestar los efectos negativos gracias al torrente de medidas de estímulo de la economía, así como a las intachables prácticas de concesión de préstamos que se han registrado en la última década, sobre todo en lo que respecta a las hipotecas sobre viviendas y los préstamos inmobiliarios.
Aun así, los expertos de la entidad sostienen que los impagos han aumentado desde niveles mínimos y los bancos deberán proseguir en la constitución de "cuantiosas provisiones" para pérdidas como lo han hecho en el primer semestre.
Impacto en el banco
BBVA ha llevado a cabo dotaciones por un importe de 614 millones para su filial de Estados Unidos, lo que supone un 114% más que en el mismo periodo del año pasado. Una cantidad que se queda corta tras los malos pronósticos de su servicio de estudios. Esta hucha, de la que 188 millones fueron reservados entre abril y junio, llevó a la división norteamericana de la entidad a disminuir un 91% sus beneficios. Apenas declaró en la primera mitad de 2020 ganancias de 26 millones,
El consenso del mercado, además, prevé que a final de ejercicio este importe será menor. Aunque descarta pérdidas para la franquicia, vaticina un resultado de solo 6 millones para el conjunto de 2020.
Como consecuencia de la pandemia BBVA también ha ajustado el valor del fondo de comercio de la filial estadounidense. Lo hizo en marzo, con un deterioro de 2.100 millones, un apunte contable que llevó al grupo a presentar las mayores pérdidas de su historia. Este ajuste es fruto de las menores expectativas de negocio, por la ralentización de la economía, la subida de la morosidad y los menores ingresos por los recortes en los tipos de interés oficiales.
Ya a finales de 2019, el conglomerado financiero que preside Carlos Torres devaluó el fondo de comercio del antiguo Garanti en más de 1.000 millones.
Los impagos no solo atacarán a BBVA en Estados Unidos y al resto del sector, también en la mayor parte de los países. Así, en España se esperan picos de morosidad del 12%, más del doble que en la actualidad, y en Turquía, donde el grupo español cuenta con grandes intereses, existe en estos momentos una fuerte incertidumbre.
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