La creciente expectativa de que el BCE pueda subir los tipos en otros 50 puntos básicos en la cita de septiembre no está en absoluto frenando la depreciación del euro. La divisa europea marca hoy un nuevo mínimo de 20 años y ha llegado a caer incluso por debajo del dólar, consolidándose en el terreno de la paridad con el billete verde.
El temor a la recesión económica, precipitada por las rápidas alzas de tipos de los bancos centrales, está minando el valor del euro, que se ha depreciado en lo que va de año el 12% frente al dólar. Su caída se ha acelerado desde principios de abril, con un retroceso desde entonces del 10% que coincide con la inquietud de los inversores respecto a que la políticas restrictiva de los bancos centrales para combatir la inflación sea a costa del crecimiento económico. Y en ese contexto, en pleno shock energético con el gas en máximos, la zona euro tiene mucho más que perder.
En la jornada de hoy el euro cotiza en los 1,0018 dólares y ha llegado a cambiarse en los 0,9999. Se trata del nivel más bajo desde septiembre de 2022, el año de la puesta en circulación de la divisa comunitaria. También marca un nuevo mínimo de los últimos siete años frente al franco suizo, al caer hasta los 0,9603 francos por unidad, el nivel más bajo desde enero de 2015.
Aunque el BCE esté decidido a seguir subiendo los tipos, la firmeza de la Fed en combatir la inflación y en elevar el precio del dinero tiene mucho más peso en el mercado de divisas, favoreciendo al dólar y agravando la debilidad del euro. Hoy se ha conocido además que el Banco central de China ha rebajado los tipos de interés de referencia, un movimiento ya esperado pero que aviva el temor del mercado a que la segunda economía mundial se desacelere. El yuan se ha depreciado a mínimos de hace casi dos años.
Desde Nomura explican que la perspectiva para el euro va a seguir siendo de debilidad, a medida que los inversores están cotizando el riesgo de recesión, y estiman un nivel objetivo para el euro a finales de septiembre de 0,975 dólares, definitivamente por debajo de la paridad con el dólar. En Rabobank no descartan que el euro pueda depreciarse hasta los 0,95 dólares.
La divisa europea está así reflejando la desventaja que afronta la zona euro frente a EE UU frente a un escenario de recesión. Así, aunque aún no haya datos concluyentes, la inflación podría estar cerca de haber tocado techo en EE UU, según la moderación en la subida de precios registrada en julio, mientras que en la zona euro los precios mantienen su escalada ascendente sin dar tregua. El propio Bundesbank ha avanzado hoy en su informe mensual que la inflación en Alemania se seguirá acelerando y podría superar el 10% este otoño.
El alza imparable de los precios de la energía, con el gas en continuos máximos tras la guerra de Ucrania, es una amenaza inflacionista continua para la zona euro que la economía de EE UU sufre con mucha menor intensidad. La Fed estadounidense tiene además mayor margen de maniobra para combatir la inflación sin dañar en exceso la economía, con una tasa de desempleo en mínimos y en niveles previos a la pandemia, factores todos ellos que juegan en contra del euro.
La depreciación de la divisa europea es también una complicación añadida a la hora de contener la inflación, puesto que la mayoría de materias primas que consume la zona euro son importadas y se pagan en dólares. Así, la adquisición del barril brent de crudo, que se ha encarecido casi el 25% en lo que va de año, resulta aún más gravosa al realizarse en una divisa, el euro, que se deprecia en 2022 el 12% frente al dólar, la divisa en la que hay que pagarlo