Tras una semana a la baja, la cartera promedio del particular vuelve a estar en rojo con respecto a 2021 y +20% por debajo ajustada a inflación, pero los indicadores muestran sobreventa y posible rebote. Además todo X está "aprovechando" para comprar esta mini corrección:
Esta semana comienzan a llegar los resultados(TSLA, META, GOOG, MSFT) donde se esperan grandes crecimientos según los pronósticos:
Salvo TeslaQ que a la desesperada baja precios antes de resultados, cómo sobrevivirá cuando ya no hayan "ayudas" para comprarlos?
La intervención del BOJ parece haber fracaso y el YEN sigue su camino vs USD: 154.70
Mientras que los traders comienzan a subir apuestas por una nueva pérdida de paridad del Euro:
P.D. A veces solo una gráfica explica todo o casi todo:
Mis mensajes van de especulación y trading de corto plazo.
#291587
Re: Pulso de Mercado: Intradía
eso es lo que me da miedo a mi, que se esperan grandes crecimientos
si no se cumplen pabajo, mira netflix que aun cumpliendo pero avisando de Q2 no tan bueno... yo por ahora la voy a ver desde la barrera, he vendido las tecnológicas, si me equivoco pues mira buenas perras que me llevo igualmente.
La entrada de Emiratos en Naturgy agiganta la huella de los petrodólares en el Ibex
De hacerse finalmente con el 40% de la energética en manos de CVC y GIP, las monarquías del Golfo superarán los 21.000 millones en el selectivo español. Ya participan en Iberdrola, Colonial, IAG, Cellnex, Enagás y Telefónica
Un inversor en la Bolsa de Abu Dabi, en una foto de archivo.Stringer . (Reuters)
Los petrodólares suelen llegar en aluvión y ahora estamos en temporada alta. Tras casi tres años sin grandes entradas de petromonarquías en el Ibex, la compra del 10% de Telefónica por la saudí STC reabrió una espita cerrada desde la pandemia. Era septiembre de 2023, cuando —sin aviso previo— la teleco del Reino del Desierto, STC, ponía encima de la mesa más de 2.000 millones para tomar una posición destacada en la otrora joya de la corona del empresariado español. Seis meses después, el movimiento viene de un poco más al este de Riad y tiene un calado económico notablemente mayor: el 40% de Naturgy que ansía el gigante emiratí de servicios públicos Taqa vale —a los precios actuales y a la espera de la prima que incluya en su OPA— casi 9.000 millones de euros.
El movimiento de Abu Dabi catapulta, además, la presencia del Golfo en el Ibex, hasta prácticamente duplicar los valores actuales: de los 12.000 millones en los que dejó el listón STC a más de 21.000 millones. Por ponerla en perspectiva, esa cifra es mayor que la capitalización total de Repsol o Endesa, dos de las mayores energéticas de España. De haber puesto su dinero en una única compañía, las petromonarquías tendrían el 100% de la décima mayor cotizada de España.
A la espera de que se concrete la opa de la emiratí sobre Naturgy, Qatar es —con casi 10.000 millones de euros invertidos— el país de la región que más presencia tiene en el Ibex. Su condición de primer accionista en Iberdrola (8,7%, tanto como la suma de los dos que le van a la zaga, BlackRock y el fondo soberano noruego Norges), IAG (25,4%) y Colonial (19%), sumada a su condición de minoritario en Cellnex (2,7%) hacen que más de 8 de cada 10 euros de los petroestados en el selectivo español vengan del país con las mayores reservas de gas por habitante del planeta.
Le sigue, muy de lejos, Arabia Saudí: desde su entrada en Telefónica, a espaldas del Gobierno —que ha acabado entrando directamente en el capital de una empresa, a sus ojos tan estratégica como Naturgy— y del resto de grandes accionistas, su posición en las cotizadas españolas ya supera los 2.200 millones.
De cristalizar la opa sobre Naturgy en los términos más probables a día de hoy —con la venta del 40% en manos de CVC y GIP y de un porcentaje aún por determinar de los minoritarios, pero con Criteria, IFM y la gasista argelina Sonatrach manteniéndose en su capital—, Emiratos Árabes Unidos daría un potente golpe encima de la mesa con el que podría incluso superar a Arabia Saudí. Un coloso regional que le duplica en PIB y en influencia geoestratégica, pero que, hasta hace bien poco, apenas se había prodigado en la inversión para diversificar su riqueza.
El movimiento emiratí en la antigua Gas Natural Fenosa, aún en fase incipiente —ni siquiera se conocen los términos de los contratos de la oferta, a la espera del folleto que saldrá a la larga en los próximos meses—, llevará la suma de todos los países del Golfo a superar con creces la posición de Noruega como primer inversor soberano en el Ibex. Aunque con una vitola de aceptabilidad incomparable en esta parte del mundo —es una de las democracias más consolidadas del mundo y su quehacer ha sido fundamental para que Europa haya podido transitar la mayor crisis energética de su historia—, el origen de sus fondos es el mismo: el crudo y el gas.
Al margen de sus cada vez más indisimuladas intenciones geopolíticas, con una ambición mucho mayor por ser interlocutor directo de las grandes potencias internacionales en un juego de equilibrios hasta hace bien poco circunscrito a Estados Unidos, la Unión Europea, China y Rusia, este reciente interés por el Ibex responde también a una lógica económica: el parqué español cotiza mucho más barato que Wall Street y que muchos selectivos europeos. Una oportunidad de mercado. Todas las empresas invertidas por cataríes, saudíes y emiratíes comparten, además, un atributo que las hace particularmente atractivas a ojos del Golfo: una alta rentabilidad por dividendo.
Fuera de Bolsa, las petromonarquías también cuentan dos piezas de caza mayor en España: Cepsa y El Corte Inglés. En la petrolera —hoy en plena reconversión hacia las renovables—, la presencia emiratí se remonta a 2011, cuando entró a través de la antigua IPIC, hoy Mubadala. Tras vender el 37% de la empresa al fondo estadounidense Carlyle en 2019, justo antes de la pandemia, hoy mantiene el 63%. En los grandes almacenes, el jeque catarí Hamad Bin Jassim Bin Jaber al Thani aún mantiene el 5,53% del capital, después de que la empresa recomprase en junio de 2022 la mitad de las acciones que obraban en su poder. Aquella operación suponía valorar el 100% de la empresa en unos 7.000 millones, pero habida cuenta de su más que probable revalorización posterior, la participación de Al Thani rondará ya los 500 millones.
El coche eléctrico, en mínimos: la guerra de precios hunde su valor residual al 52%
La transformación del automóvil hacia el vehículo eléctrico está provocando más de un quebradero de cabeza a los distintos grupos automovilísticos.
Las economías de escala aún no se han alcanzado en Europa, el desembarco de los fabricantes chinos en el Viejo Continente es imparable, lo que obliga a los constructores tradicionales a una guerra comercial con el fin de ganar cuota de mercado, y, por si fuera poco, la demanda rema a contracorriente en lo que va de año. Ante este escenario, el valor residual de los vehículos eléctricos no deja de resentirse.
En el primer trimestre del año, el valor residual de los vehículos eléctricos continuó con un descenso que, por el momento, parece imparable. Así las cosas, el valor residual de los vehículos eléctricos entre enero y marzo se situó en el 52,5%, según datos de Ganvam-DAT para elEconomista.es. Este valor residual supone 0,4 puntos porcentuales menos en comparación con el comienzo de año 2024. Esto quiere decir que un vehículo comprado en los tres primeros meses de 2021 ha depreciado su valor en el mercado de ocasión a la mitad transcurridos 36 meses desde su compra. Pero en esta ecuación también hay que tener en cuenta el elevado coste de adquisición que tienen este tipo de modelos en comparación con el resto. El coche eléctrico, en mínimos: la guerra de precios hunde su valor residual al 52% (eleconomista.es)
Conseguir una rentabilidad del 4% con productos de escaso riesgo era relativamente sencillo hasta ahora. Pero las previsibles bajadas de tipos de interés que aplicará el Banco Central Europeo (BCE) a partir de la segunda mitad del año están reduciendo la oferta de cuentas y depósitos y cada vez resulta más complicado encontrar bancos que ofrezcan más del 3%. Igualmente, la rentabilidad que ofrecen las letras del Tesoro, otro de los instrumentos que más han atraído al ahorro conservador, han bajado en las últimas subastas anticipando ese giro de la política monetaria.
Ante este escenario, muchos inversores han optado por mover su capital hacia el mercado de valores. Con las Bolsas tocando máximos históricos y sectores como el tecnológico y la inteligencia artificial despuntando, los inversores se han dejado seducir por la renta variable. Pero no todo está perdido para el ahorro conservador y existen productos de bajo riesgo que pueden ofrecer rentabilidades de ese 4% para, al menos, batir a la inflación.
Por un lado, los fondos monetarios. Se trata de fondos de inversión que invierten en renta fija a muy corto plazo (letras del Tesoro, depósitos, bonos de empresas) y de alta calidad crediticia. Este tipo de producto trata de acercarse a la rentabilidad que ofrecen los tipos de interés, que ahora mismo en la Unión Europea están al 4,5%. Se trata de un producto menos popularizado en España que los depósitos, pero que ofrece rentabilidades más altas cuando los tipos de interés se mantienen elevados, ya que intenta acercase al precio del dinero. Es instrumento de bajo riesgo, ya que según el termómetro de riesgo que va del 1 al 7 y en el que 1 es el riesgo más bajo y 7 el riesgo más alto, este tipo de productos están clasificados con el 1, exactamente igual que las cuentas de ahorro y los depósitos. Eso sí, la rentabilidad no está garantizada. A diferencia de los depósitos, tienen la ventaja de que el dinero siempre está disponible, por lo que el cliente puede retirarlo cuando desee.
Revolut lanzó el año pasado una cuenta flexible que en realidad es un fondo monetario y que ofrece una rentabilidad esperada (TIR) de hasta el 3,97%. Otros neobancos como MyInvestor o InbestMe ofrecen una selección de fondos monetarios que intentan acercarse al 4% en el que se sitúa el precio del dinero y cobran unas comisiones mínimas de gestión, más bajas de las que aplican en general los grandes bancos.
Una opción diferente y novedosa es la inversión en factoring. Aunque se trate de un nombre desconocido para el público en general, se trata de invertir en facturas de empresas. Cuando las compañías hacen una venta, emiten una factura al cliente, pero habitualmente el cobro no es instantáneo y puede tardar en recibirse entre 30 y 180 días. En ese sentido, las empresas que necesitan liquidez inmediata venden las facturas que tienen pendientes de cobrar a un tercero, con un descuento, a cambio de obtener liquidez inmediata. Después, el comprador de la factura es quien recibe el pago pendiente de esa factura. Es una vía de financiación alternativa a la bancaria.
Aunque las operaciones de factoring tradicionalmente las realizan los bancos, han surgido plataformas que permiten a los inversores particulares participar en la compra de facturas. Una de ellas es Sego Factoring, que también está disponible a través de MyInvestor. Se trata de una inversión con riesgo bajo que ofrecen rentabilidades que oscilan entre el 5% y el 7% anual. Sego ofrece dos tipos de operaciones. El primero se trata facturas que deben pagar las administraciones públicas. Se trata de operaciones seguras porque las instituciones siempre pagan, pero aquí el riesgo que se corre es que no cumplan con los plazos previstos y se retrasen en el pago (que es algo habitual en el sector público). El otro tipo de operaciones es con facturas de empresas que están aseguradas. Es decir, en caso de que la compañía quiebre o no pague la factura, el cliente recupera el dinero invertido, aunque no obtiene los intereses. En todo caso, hay que tener en cuenta que este producto es de duraciones a muy corto plazo (entre dos y seis meses).
Otra opción de inversión que se populariza cada vez que los tipos de interés se encuentran en niveles elevados son los fondos denominados buy & hold. Se trata de fondos que invierten en bonos, que construyen su cartera en el momento actual con la intención de mantenerlos hasta su vencimiento. Una vez que se cierra la comercialización, quedan completos y no se aceptan nuevas suscripciones, por lo que el inversor sabe qué rentabilidad va a obtener al final del periodo. Se trata de una alternativa con la que actualmente se pueden lograr retornos de en torno al 4% anual con duraciones de dos, tres o cuatro años. Como ejemplo, el fondo Carmignac Credit 2027 tiene una rentabilidad prevista (TIR) del 4,5% anual o el Oddo BHF Global Target 2028 del 5%.
Con un riesgo algo mayor, aunque todavía en niveles bajos, están los fondos de retorno absoluto. Son fondos de inversión que buscan obtener rendimientos positivos y preservar el capital con independencia de las condiciones de mercado. Es decir, tienen el objetivo de crecer siempre aunque los mercados caigan. Estos fondos tienen un nivel de riesgo de 3, en la escala en la que 1 es el nivel más bajo y 7 el más alto. Supone dos escalones más que los depósitos, las cuentas remuneradas o los fondos monetarios. Además, la rentabilidad no está asegurada y pueden generar pérdidas. El principal riesgo de estos fondos es que dependen mucho del gestor, pero tienen la ventaja de contar con una gran flexibilidad para poder adaptarse a cualquier contexto. Por ejemplo, el BlackRock Strategic Funds - European Absolute Return Fund A2 acumula una rentabilidad del 6,5% en 2024 y consiguió un 9,97% en 2023. El DWS Concept Kaldemorgen suma un 3,39% en 2024 y en 2023 consiguió repuntar un 4,8%.
En un entorno de tipos altos, habitualmente el ahorro conservador encuentra más ofertas para lograr rentabilidad con productos sencillos, ya que los bancos sacan a su escaparate cuentas remuneradas y depósitos. Durante los años 2012 y 2022, en los que los tipos se mantuvieron en cero o negativo, eran productos que desaparecieron. Y aunque el BCE acometió desde julio de 2022 una senda de aceleradas subidas de tipos de interés (ejecutó 10 alzas para pasar del 0% hasta el 4,5%), con las previsibles rebajas de las tasas que aplicará a partir de junio, los inversores deben pensar en alternativas en las que colocar su dinero.