Como bien apuntas, un impuesto directo como el IVA es el contraejemplo de la redistribución de la riqueza.
Los finlandeses lo saben muy bien, por eso cuando se cometen infracciones de tráfico el montante de la sanción se calcula teniendo en cuenta la renta del infractor, pues es evidente que un tipo que conduce un deportivo de alta gama y nada en billetes consideraría una multa como algo serio, y que le persuadiera de no infringir las normas de circulación, si le cobrasen 100 veces más que a un ciudadano de renta media.
En otras palabras, la gran mayoría de los conductores de nuestro país, si fueran sancionados por sobrepasar ampliamente los límites de velocidad con, por ejemplo, 5€, pasaría de los límites legales completamente, se podría permitir el incentivo de dar rienda suelta a sus pulsiones velocísticas ya que el perjuicio, si te pillan, sería bastante asumible.
Es, precisamente, en el ámbito de los impuestos cuando se demuestra de manera más evidente la implementación de una ideología en un gobierno. En este sentido, conviene recordar, en contra de lo que piensa la mayoría de este foro bursátil en cuanto a los impuestos cobrados por el Estado, que el mayor avance en redistribución económica, prestación de servicios sociales y progreso de una sociedad que ha habido en la historia ha sido el de la socialdemocracia de los países nórdicos de los años 70/80/90 y se hizo cobrando una importante cantidad de impuestos a las rentas superiores.
Por contra, de las mayores regresiones en los aspectos anteriores se han producido en el Reino Unido, después de las políticas neoliberales de los sucesivos gobiernos conservadores, que han llevado a los servicios públicos, como los ferrocarriles o la sanidad pública británica, a niveles de países en vías de desarrollo.
En otras palabras, los impuestos son la verdadera prueba del algodón para saber qué tipo de ideología subyace en una determinada formación política.