Os adjunto un informe que he elaborado en función del momento histórico en el que nos encontramos;
Es mi visión de lo que supone en estos momentos diversificar una parte de nuestra inversión en oro físico, no solo para cubrirnos de las bajadas de los mercados y para mantener poder adquisitivo, si no para obtener grandes beneficios.
Siempre se ha considerado al oro físico el subyacente refugio por excelencia para momentos delicados de mercado, como el actual. Esto es verdad, pero sin ir un poco más allá, podríamos entender que mantiene su precio cuando otros activos caen, evitando la devaluación por inflación del papel moneda y poco más. Los números indican otra cosa;
En los últimos 15 años, la rentabilidad acumulada ha sido del 265% y la anualizada (Sin contar el interés compuesto, parte crucial de cualquier inversión a medio-largo plazo) del 17,66 %
La similitud de la situación actual, con el movimiento que se produjo desde la quiebra de Lehman Brothers, entre Septiembre de 2007 y el mismo mes de 2008 ASUSTA.
En el año previo a que desencadenara la crisis del 2008 la cotización del oro pasó de 700 $ a 900 $ la onza. Una subida del 33%.
En los siguientes dos meses de incertidumbre para los particulares y de certezas para las manos fuertes (Sabían que estábamos en el comienzo de una crisis de proporciones gigantescas), los mercados se derrumbaron con volatilidades brutales y la cotización del oro también bajó hasta 720 $ aprox. Un -20% más o menos desde máximos. ¿El motivo? La venta masiva de activos financieros con el subyacente oro detrás. Fondos, Certificados, Etfs, etc.
En ese nivel se apoyó, y cuando la recesión ya era “oficial”para todos, el resultante de esas ventas masivas de institucionales y gobiernos se destinó a la compra de oro físico. Compras que ya habían comenzado un año antes y que contribuyeron a la revalorización previa antes detallada del 33%
¿Consecuencia de todo esto? El precio del oro se disparó hasta máximos históricos y superó los 1.900 $ aprox. en Agosto del 2011. Un +165% en algo más de 3 años.
Vamos ahora a situarnos en la actualidad;
En Marzo de 2019 el precio del oro rondaba los 1.280 $. En Marzo de 2020, un año después, ha superado los 1.700 $. ¿Cuánto supone esta subida? Exacto; ¡Un 33%!
Lo que ha pasado después, es que ha aparecido un elemento lo suficientemente grave como para precipitar las caídas de los mercados, desde máximos en USA y desde niveles importantes en el resto del mundo. La pandemia del Covid-19 ha adelantado acontecimientos que se tenían que producir en un mercado normal. Los ciclos económicos son cada vez más cortos, pero siempre se producen, es el “abc” de la economía: Expansión, Auge, Recesión, Depresión, Recuperación y de nuevo Expansión.
Pues bien, ahora estamos exactamente en el mismo sitio que en Octubre-Noviembre de 2008. La cotización del oro ha pasado de 1700 $ a 1.430 $-1.450 $., niveles en los que nos encontramos.
Otra vez se está realizando una venta masiva de activos financieros en papel sobre el oro y estamos a punto de que se dispare de nuevo la cotización. Aún podríamos ver un poco más abajo el precio, en torno a 1.400 $, lo que supondría una bajada de -20% desde máximos ¿Nos suena -20%?.
Desde ahí, todos los institucionales y gobiernos (China, Rusia,etc) que han estado acumulando oro físico desde Marzo de 2019, retomarán las compras.
El precio objetivo a corto plazo estaría en 1.700 $ para después encaminarse de manera vertical a los 2.000 $ primero y los 2.300 $ después. Y esto pensando de manera conservadora, porque si calcara la revalorización de 2009, 2010 y 2011 lo veríamos mucho más arriba.
Mi conclusión,por tanto, es que es imposible encontrar un momento más adecuado para agregar a nuestras carteras una parte en oro físico.