La clave para hacer dinero con las acciones es no tenerles miedo.
En dieta, como en bolsa, es el estomago y no la cabeza, el que determina los resultados finales.
En el caso de los Fondos de inversión, en los que el inversor no tiene por qué preocuparse sobre las acciones, el problema es aún peor. La persona que no sabe nada sobre el mercado normalmente saca más rendimiento de estos fondos que alguien que los sigue habitualmente. Se pasa todo el día llamando al gestor preguntando si tal o cual noticia o evento puede influir en sus resultados y suelen vender cuando el pánico se apodera de los medios de comunicación.
El resto de gente está disfrutando del ocio, de su familia, su trabajo de un soleado día de verano. El mal Inversor se preocupa sobre el calentamiento global, el enfriamiento global, el crimen organizado, el crimen desorganizado, las guerras tribales, escándalos sexuales, escándalos de dinero, el déficit presupuestario de Birmania. Incluso las páginas de deporte le ponen enfermo.
“No puedes ver el futuro a través de un espejo retrovisor”
Una vez recibí la llamada de un inversor de mi fondo: Muy alarmado me avisó de que había visto en la tele que el SIDA era una epidemia que acabaría con la mitad de la población mundial y que esto podría hacer bajar el consumo.
Desde que Peter Lynch está en esto de la Inversión a oído cientos de veces que se avecina un gran colapso de los mercados financieros donde todo el mundo se arruinará. Sin embargo, las crisis siempre pasan y vuelve la recuperación. Como la primavera sigue al invierno.
Durante la gran corrección de 1987, algunos amigos míos, gente sofisticada, me llamaron aconsejándome de que sacara todo el dinero del banco y que me escondiera en casa con víveres. Por supuesto, yo seguía comprando más y más acciones mientras el mercado caía.
En 1.991, recuerdo escuchar a los taxistas recomendando bonos como protección, y a mi barbero contento por la compra de unas puts con las que ganaría dinero cuando todo el mercado se hundiera.
Asumo que los barberos son gente que no se relaciona demasiado con esos sofisticados métodos de cobertura, por lo que me hizo sospechar de que había demasiado miedo.
Además se añadía que por aquel entonces se veían todos los días imágenes sobre la Guerra de Irak y a América preparándose para una guerra total contra el mundo.
Yo sin embargo no podía hacer caso a esas noticias viendo las gangas que se ofrecían en el mercado de acciones. Era el escenario perfecto para el inversor disciplinado.
Recuerdo una entrevista mía al Wall Street journal:
“La empresa está sana. Si cae más, estaré esperando para comprar.”
Ahora puedes pensar: Bien, esperaré a la próxima caída y compraré las mejores gangas. Pero lo que no sabes es que cada crisis parece peor que la anterior y no te atreverás a hacerlo. Por eso recomiendo una inversión regular en el tiempo.
Peter Lynch podría ser el mayor experto en balances pero sin un poco de Fe no podría sobrevivir en el mercado. Fe en que el sol volverá a salir, que la gente continuará levantándose por la mañana, que continuará vistiendo pantalones, que las fabricas de pantalones seguirán fabricándolos, que una empresas caerán y otras aparecerán, etc…
La próxima caída del 10% será la 41ª de la historia reciente y si cae un 33% será la 14ª. Ello me aportará la oportunidad de continuar comprando gangas. Y estoy seguro que después volverá la recuperación. Siempre vuelve.
Beating the street-Peter Lynch
Peter Lynch