Más que hablar de la nube quizá deberíamos referirnos al océano como metáfora del espacio inabarcable en el que se almacena la información en el mundo de hoy. "Mucha gente piensa que la transmisión de datos se hace vía satélite. Sin embargo, el 99% de los datos que consumimos viajan a través de cables submarinos. Son las auténticas arterias de Internet", se lee en un artículo de BlogThinkBig, el blog de innovación de Telefónica.
"Los cables submarinos conectan directamente los continentes de una forma rápida. El satélite se geoposiciona a 36.000 kilómetros de altura, por lo que posee una mayor latencia para la comunicación, tarda más. Un cable submarino tendría la capacidad de 2 a 3 mil satélites, por lo que está mucho más preparado para un elevado flujo de datos", explica Rafael Sgrott Martins, Country Manager Brazil de Telxius Cable, en BlogThinkBig. "Pero cuando se consigue alcanzar el mar -añade-, lo más seguro es que el tráfico vaya por cables submarinos, puesto que es el camino más directo y rápido gracias a la fibra óptica".
Se calcula que había 426 cables submarinos en servicio en todo el mundo a principios de este año, según datos de TeleGeography, empresa de investigación especializada en el mercado de las telecomunicaciones. Desde la firma pronostican una inversión de 8.000 millones de dólares en nuevos cables para los tres próximos años, que describen como un nuevo boom.
"Tras representar menos del 10% antes de 2012, la cuota de los proveedores de contenidos en la capacidad total de ancho de banda aumentó hasta el 66% en 2020", apuntan desde TeleGeography. "A diferencia de booms previos, proveedores de contenidos como Amazon, Google, Facebook y Microsoft están desempeñando un papel más activo en el mercado del cable submarino", señalan.
"Sólo estas empresas tienen una demanda tan increíble de tráfico de centros de datos que están impulsando proyectos y priorización de rutas para sistemas de cable submarino. Sólo Google ha invertido en más de 15 cables submarinos en todo el mundo", recalcan. Es el caso del Unity y el Faster, que unen Japón con los Estados Unidos; el Monet, que une Florida con Brasil, o el Echo, proyectado para acercar California a Singapur previo paso por Indonesia (entrará en vigor en 2023).
A Europa también llegan los cables de Google: el Grace Hopper une los 6.300 kilómetros que separan Nueva York de Bilbao; Dunant conecta Virginia Beach con Saint-Hilaire-de-Riez, en Francia. Este último es un ejemplo de cómo los nuevos jugadores en el sector de las telecomunicaciones conviven con los tradicionales. Google cede a Orange una parte de la propiedad del Dunant, lo que beneficia a los clientes de la firma francesa, a cambio de usar como base de llegada del cable la estación de Orange en Saint-Hilaire-de-Riez (Bretaña).
Pero no todos los cables son propiedad de Google; muchos son cofinanciados con otras compañías. Por ejemplo, el Apricot, que une Japón, Taiwán, Guam, Filipinas, Indonesia y Singapur, y en el que participan Google, Facebook, NTT, Chunghwa Telecom y la filipina PLDT; o el Havfrue/AEC-2, con el que Google y Facebook conectan Estados Unidos con el Reino Unido y Escandinavia.
Si bien citarlos todos sería una tarea titánica, no se puede dejar en el tintero el cable Marea, que une los Estados Unidos y España y está financiado por Telxius junto con Microsoft y Facebook; el Hawaiki, propiedad de Amazon, que conecta los Estados Unidos con Australia y Nueva Zelanda, o el megaproyecto de Facebook, China Mobile, MTN GlobalConnect, Orange y Vodafone para darle la vuelta a África con el cable 2Africa, de 37.000 kilómetros.
Puro músculo financiero
Todos estos proyectos de infraestructuras multimillonarias no podrían sufragarse sin el músculo financiero de Facebook, Alphabet, Amazon y Microsoft, todas ellas receptoras de una recomendación de comprar para sus acciones del consenso de analistas de FactSet.
Un vistazo a las ventas de estas cuatro compañías muestra que batieron un récord en 2020, incluso con la pandemia. Los ingresos de Facebook son los que más aumentarán entre 2020 y 2023, en concreto, un 92%. Para este año se espera que alcance los 118.000 millones de dólares, un 38% más que el año anterior, pero en 2022 superará los 142.000 millones.
En esta línea, Alphabet venderá un 82% más en el mismo periodo, y rozará los 250.000 millones de dólares este año, un 36% más que en 2020. Qué decir de Amazon: la facturación crecerá un 70% entre 2020 y 2023; se prevén unos ingresos en 2021 de 476.000 millones, un 23% más que el año anterior, y para 2022 se estima que sobrepasará la cifra del medio billón de dólares.
Por lo que se refiere a Microsoft, tampoco se queda atrás, con un incremento de las ventas del 50% en el periodo. Este año ingresará 168.000 millones de dólares, un 17% más que en 2020; y en 2022 se acercará a los 200.000 millones, según el consenso de mercado.