La nueva política de la Fed de dar charlas periódicas al estilo del BCE se está volviendo en su contra.
Ayer Bernanke no tenía nada que decir ante unos mercados que empiezan a sufrir el síndrome de abstinencia aún antes de que se termine la última dosis de metadona (QE2). Lo que los mercados querían oir es que habrá otra dosis (un QE3) si las cosas se ponen feas, pero Bernanke obviamente no podía decirlo. Se supone que el paciente debe ser desintoxicado, no enganchado aún más.
Al no tener nada que decir, lo mejor hubiera sido que no hubiera dicho nada, pero al dejar constancia de ello, los mercados se enfadaron y se giraron a la baja.
Cabe esperar que los mercados continúen demandando con fuerza creciente su derecho a una nueva dosis de QE, mediante descensos. La semana que viene se le acaba la pasta al QE2, y aparte de recomprar los mbs y treasuries que maduren, no habrá más POMOs. Los primary dealers obviamente se van a quedar sin un montón de dinero para mover, y no veo de qué otra manera pueden reaccionar las bolsas americanas a ello si no es a la baja.
Junio va camino de ser un mal mes. Cuidado con el lado largo de la fuerza. Es el lado corto el que manda.