La nueva hoja de ruta de Liwe Española ha pasado desapercibida en bolsa, dado que cotiza en la Bolsa de Madrid desde 1989. De hecho fue la primera firma murciana en salir al parqué bursátil, que en su caso fue en el mercado de corros de la rectora madrileña donde se mantiene. Entonces lo hacía ‘a viva voz’, tal y como sucedía en los otros tres mercados de corros españoles (Barcelona, Bilbao y Valencia), que posteriormente en 1989 -con la entrada en vigor de la Ley del Mercado de Valores- pasaron a la contratación electrónica.
Los corros son un mercado muy residual -con mucha historia allá por los años ochenta- donde actualmente cotizan pocas compañías, que en lugar de dar el salto preceptivo al Mercado Continuo o a BME Growth han preferido mantenerse en él. La liquidez es bastante menor, lo que implica en reducidos volúmenes de contratación. Liwe es un ejemplo claro, dado que no cruza operaciones desde el pasado 19 de agosto según datos de la Bolsa de Madrid recabados por este diario. Aquel día intercambió de manos 200 euros a un precio de 15 euros.
Liwe cotiza bajo el modelo de contratación ‘fixing’, que también está establecido en BME Growth. O lo que es lo mismo: dos periodos de subastas comprendidas entre las 9 de la mañana y las doce del mediodía por un lado, y entre las doce y las cuatro de la tarde. El sistema de contratación Fixing permite introducir órdenes de compra-venta durante todo el día, pero eso sí las operaciones deben casarse al cierre de ambas subastas para poder marcar precio, es decir, cruzarse la oferta y la demanda.
Para hacerse una idea de lo estrecho que es el mercado de corros, Liwe solo ha podido cruzar acciones en siete de las sesiones celebradas en los dos últimos meses. Eso sí lo ha hecho de forma escalada: el pasado 19 de julio a 9,50 euros, al día siguiente a 10 euros, el 4 de agosto a 11 euros, el 9 de agosto a 12 euros, el 17 de agosto a 13 euros, un día después a 14 euros y el 19 de agosto a 15 euros.
Su capitalización actual es de 24,99 millones de euros, pero aún así es más de tres veces superior a los 7,66 millones del cierre de 2021. Un año la cotizada de la familia Pardo Cano, que cuentan con más de dos tercios del capital, era de 13,99 millones y en 2019 de 31,86 millones. Ni que decir tiene que tan elevado control accionarial supone un bajo ‘free float’ o acciones que cotizan libremente en el mercado. Un hecho que equivale a decir que se trata de una cotizada tremendamente estrecha como se conoce en el argot bursátil.