Muy pocas veces ocurre. Por eso, cuando pasa, supone todo un acontecimiento. Me refiero a esas contadas ocasiones en las que una pequeña empresa se adelanta a las grandes multinacionales y descubre un negocio o un nicho de mercado virgen de competencia. Esta rara situación ha tenido lugar alguna vez entre las empresas de alimentación, donde alguna pyme ha lanzado un producto novedoso y ha podido hacer un buen negocio gracias a la innovación. Eso sí, los buenos tiempos duraban los escasos meses que el gigante de turno tardaba en copiar el producto y venderlo con su marca.
Pero si los casos donde el pequeño David empresarial vencía al gran Goliat son raros en cualquier sector, en el campo de las telecomunicaciones, donde todo está más que inventado, son casi milagrosos. Y si además, si esa pequeña pyme lleva seis años arrasando en el mercado mundial sin padecer la competencia de ningún gigante, incapaz de copiar el invento, estamos hablando de algo único. Y sí. Eso es precisamente lo que ocurre con Gowex. Un caso único de éxito empresarial sin paliativos.
Unos principios complicados
El origen de todo tiene lugar en 2005, cuando el fundador de la empresa, Jenaro García, decide que en el futuro las personas se conectarán a Internet a través de dispositivos móviles (tablets, smartphones, etc) y para ello utilizarán la tecnología Wifi. Hasta aquí, nada se sale de lo normal. Lo verdaderamente extraordinario llega cuando el fundador de Gowex decide crear un modelo de negocio que posibilita el servicio de conexión a Internet de forma gratuita. Y, encima ganar dinero con ello.
Obviamente cuando fue con su idea a inversores y a instituciones pocos le hicieron caso. Pero el lanzamiento del iPhone en 2007 lo cambió todo. A partir de ese momento, los Ayuntamientos creyeron en la idea de ofrecer a sus ciudadanos de forma gratuita una herramienta para conectarse por wifi, y llamaron a la puerta de Jenaro García.
Hoy, Gowex se ha convertido en la empresa de moda del MAB (Mercado Alternativo Bursátil), su capitalización, sus ventas y sus beneficios se han cuadruplicado en menos de cuatro años y es la responsable de que más de 60 ciudades de todo el mundo, miles de autobuses y trenes cuenten con su red inalámbrica. En definitiva, estamos ante una empresa que no conoce límites, ya que su nuevo proyecto pasa porque todas las ciudades donde tienen antenas wifi estén interconectadas entre sí, creando una red mundial inalámbrica.
Y además, siguen sin tener competencia. Nadie ha sido capaz de hacerles sombra. Una situación que nos lleva a la gran pregunta: ¿por qué ninguna gran operadora de telefonía ha entrado en el jugoso negocio del wifi gratuito?. La respuesta es que si lo hicieran, las multimillonarias inversiones realizadas en ADSL y redes 3G y 4G dejarían de tener valor. Pero, por si este motivo no fuera suficiente, resulta que el modelo de negocio de Gowex ha demostrado ser un verdadero descubrimiento que es muy difícil de copiar.
Cuando el gratis puede ser muy rentable
Y es que Jenaro García ha logrado hacer rentable algo que no cuesta dinero a los internautas. Para conseguirlo, la red inalámbrica de Gowex recibe ingresos de diferentes vías. La primera opción es por la publicidad geolocalizada de los comercios y negocios donde se encuentra el usuario. Otra pata del negocio es el cobro de una tarifa premium a los usuarios que quieran más velocidad de navegación. Es decir, más de 512 kb, que es tope para la tarifa gratuita. Y, la última opción es, quizá, la más rocambolesca y curiosa. Buena parte de los ingresos de Gowex viene de operadoras tradicionales tipo Movistar, Vodafone o Deutsche Telekom, que retribuyen a la empresa por usar su red wifi cuando sus infraestructuras para telefonía móvil 3G o 4G están saturadas. Esto se llama offloading, y supone la cima del éxito de este David empresarial que, no contento con idear un modelo sin competencia, además se financia con el dinero de los Goliat de las telecomunicaciones. Ya ven, un verdadero milagro del mundo de la empresa, que viene a demostrar que todavía es posible encontrar hueco en mercados, aparentemente saturados. Lo único que hace falta es una buena idea y mucho valor para llevarla a buen término.
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