Lo han puesto antes.
PREPARACIÓN. Ya lo he puesto por aquí otras veces. Personalmente me gustaba esto de la economía y la bolsa, escuchaba en la radio los pocos programas que había, leía prensa económica, libros, revistas, todo lo que caía en mis manos, varios manuales de análisis técnico... ; empecé a hacer mis gráficos a lápiz y papel... y al cabo de unos años, cuando tenía dinero, empecé a comprar acciones (contado).
Recuerdo que en mis primeras operaciones perdí, redondeando, 1.200.000 pesetas de las de antes. No en todas las primeras operaciones, pero sí en las primeras. Operaba despacio porque no había internet, ni brokers, ni tantas cosas como hay ahora para operar el mercado. Fue el precio del aprendizaje, pero con el tiempo, las plusvalías fueron creciendo, la experiencia en el mercado fue a la par, las operaciones aumentaron de volumen y también la cadencia de las mismas. Ahora, en una misma sesión puedo hacer varias compras con sus ventas, algo inimaginable cuando comencé en esto.
Pero llegar a eso me llevó tiempo. Y esfuerzo. Y trabajo. Y constancia. Desde hace años sigo el mercado día a día, mirando gráficos y viendo valores. Hay gente que piensa que hay que estar invertido constantemente. Se equivocan. Hay sesiones para operar y sesiones para estarse quietos.
Mis números, no se si son buenos, malos o regulares. Mi récord en una sesión son 900 euros (tampoco es una competición para superarse a uno mismo) y las plusvalías anuales tienen cinco cifras. En esto ya vendrán tiempos para superar los números anteriores, soy un francotirador del mercado.
No me preocupa que alguien gane más que yo. Ni me preocupo si alguien gana menos. He desarrollado mi sistema y lo opero. Y me funciona bien. Eso es lo que no entienden los que empiezan. A caminar se empieza gateando, luego se camina poco a poco y tambaleándose y finalmente se corre, y nos pasamos muchos días de nuestra vida aprendiendo algo tan básico como es caminar y ahora todos lo damos como lo más normal.
Suerte a todos.
no desaparece lo que muere, desaparece lo que se olvida