¿Quién dijo que se acababa el concepto de familia?
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¡Preciosa noticia y preciosa familia! ¡¡Felicidades!!
El 'martes y trece' de los Robledano Soldevilla ha sido niña y se llama Natina
14/08/2013 - M.Gil
Ramón y Natina han tenido una niña, su hijo número 13, y el juguete de sus hermanos.
Los hermanos mayores se muestran orgullosos de ser parte de una familia numerosa.
La familia Robledano Soldevilla al completo rodeando a mamá y a la pequeña La familia Robledano Soldevilla al completo rodeando a mamá y a la pequeña M.Gil
Además...
En casa de Natina y Ramón el friegaplatos es industrial y Bob Esponja habla inglés
El martes y 13 de los Robledano Soldevilla ha sido niña y se llama Natina. Cuando muchos españoles eran incapaces de salir a la calle por temor a las supersticiones, una bonita niña llamada Natina decidió venir al mundo, para alegría de sus padres, Natina y Ramón, y de sus (no es broma) 12 hermanos. Señoras y señores, la pequeña hace el número 13 de los hijos de una familia divertida y diferente.
Las modas están para romperlas, y en este siglo XXI, en el que tener un hijo muchas veces se pone al mismo nivel que comprar el coche o veranear en Punta Cana, la familia que decidieron formaron en su día Natina Soldevilla Diego y Ramón Robledano Aguirre se estructuró en otros valores y parámetros.
Es difícil no escuchar el rumor de voces cuando caminas por el pasillo de la tercera planta de la zona E del Hospital Puerta de Hierro. El barullo procede de una abarrotada habitación en la que descansa -lo intenta, más bien- Natina, que acaba de dar a luz a su pequeña del mismo nombre. A su alrededor, revoloteando, sentados, jugando, mirando, o parloteando, se encuentran Ana, Ramón, Marta, Luis, Almudena, Diego, María, José María, Bosco, Pedro, Iñigo y por supuestos Natina junior.
Todos quieren tomar en brazos a su nueva hermanita, mientras cuentan que en verdad son trece hermanos, ya que suman a Guadalupe, fallecida al poco de nacer, y a la que dan por seguro un sitio privilegiado en el Cielo, pendiente de ellos.
Natina junior es guapetona y despierta, con los ojillos azules y no sólo por la claridad que acompaña a la mirada de todos los recién nacidos. El pequeño hasta hoy era Iñigo, con gafas azules y media lengua, que se mueve inquieto y mira con curiosidad a su hermanita, hasta que su madre le aclara que la bebé usará su propio chupete. Iñigo se queda más tranquilo.
Apoyarse en los mayores
Ana (19 años), Ramón (18), Marta (17) y Luis (16) son los mayores, y -según dicen ellos- son el apoyo de sus padres para sacar adelante a una familia tan numerosa.
Para Ana, formar parte de una familia numerosa te forja el carácter, algo que considera lógico "como se comparte tanto, siempre tienes que estar ayudando, siempre tienes que estar disponible para los demás...". En casa tienen todos un encargo, "aunque puede ir variando", dice Luis. La organización es fundamental para cosas tan básicas como salir de casa por la mañana.
"Yo soy la única que tiene carné de conducir" explica Ana, así que le toca llevar al tren a los hermanos, dejarlos a cada uno en un sitio, recogerlos. Aunque, según dice Marta, tienen una furgoneta en la que, en ocasiones se tienen que meter todos, "haciendo trampa".
Los pequeños de la casa se mueven como lagartijas, y no debe ser fácil mantenerse siempre tranquilos cuando están trasteando por casa. Aunque según explica Ramón hijo, "si quieres, puedes vivir sin notar su presencia", afirmación ante la que se desata la carcajada general. La realidad es que les toca "ayudarles a hacer los deberes", en más de una ocasión, como puntualiza Marta.
Compartir las cosas, heredar ropa, algo que a muchos les podría parecer incómodo, ellos lo tienen asumido con normalidad. Igual pasa con la necesidad de echar una mano. "Llega un momento en el que nuestros padres no pueden más, y tenemos que estar más pendientes", dice Luis.
Y para que todo marche bien, la responsabilidad de cada uno es importante. "Si a lo mejor te piden algo, y se te olvida hacerlo -dice Luis- puede ser que eso que se ha quedado sin hacer afecte a todos".
Ana, que estudia Historia del Arte, deja clara las limitaciones que supone vivir en una casa con tantos niños: "Estudiar es horrible, es imposible. No se puede estudiar en casa, hay que estudiar en una biblioteca", dice.
Una de las ceremonias diarias que exige mayores dosis de sincronización es salir de casa. Imaginando lo que deber ser despertar, vestir y dar el desayuno a esta pequeña tropa, los mayores de la familia dicen que "afortunadamente (los pequeños) son bastante disciplinados".
Aunque, claro está, Ana aclara que "si hay que ir a algún sitio, y tenemos que ir todos, y hay que llegar a tiempo, sí que hay que dar gritos y correr y ayudar mucho y hay mucho estrés". Algo más fácil, dicen, es para ir al colegio "unos van en tren, otros van con mi padre, otros con mi madre, otros en autobús... y así nos organizamos".
Siendo tantos es imprescindible preguntar por la película Sólo en Casa. "Sí, olvidar a los niños (nos pasa) en todas partes", explican los mayores. "Pero saben cómo reaccionar", dice Ana divertida.
A la gente que se los encuentra cuando van todos les sorprende tal cantidad de hermanos. "En general a la gente le gusta mucho", cuentan los hermanos mayores, "nos dicen qué divertido, madre mía. Casi siempre lo que nos dicen es positivo".
¡Mi más sincera felicitación a Natina! ¡Dios os bendiga a tí y a tu preciosa familia!
Un abrazo
¡Sed muy felices!