Sin duda.
Los principales ingredientes de la ciencia son una curiosidad y ganas de trabajar ilimitadas, y por supuesto estar atento a todo por absurdo que pueda parecer.
Los mayores descubrimientos no se hubieran llevado a cabo con el conformismo y la apatía.
Otra anécdota que me encanta, es el doctorado de Svante Arrhenius. El 26 de mayo de 1884, en la Universidad de Upsala, Svante Arrhenius con 25 años presentaba su tesis para la obtención de doctorado "Investigaciones sobre la conductividad galvánica de los electrolitos". En una exposición de cuatro horas la tesis fue criticada sobretodo en su parte experimental y, tras la deliberación del tribunal la calificación resultó un ser una raspado "non sine laude approbatur", que no le permitía ejercer la docencia universitaria.
El padre de la electroquímica, juzgado por una sarta de patanes anclados en el pasado de la química con escasa o nula visión de futuro.
Aquella idea, que le hizo merecedor, casi 20 años más tarde, del premio Nobel .
Lo que debe asustarnos no es la falta de conocimiento de la gente, sino que dicha gente ostente cargos importantes que en vez de favorecer el progreso lo que hagan sea hundirlo y estropearlo. ¿Qué fueron de esos años perdidos por una de las mentes más brillantes de la química?.
También es conmovedora la historia de Lavosier.
Reconocido como el padre de la quimica moderna se le condenó en la revolución francesa a morir guillotinado, y al defenderse sobre la importancia de su trabajo se le contestó:
“La República no necesita ni científicos ni químicos, el curso de la justicia no puede ser detenido”
Estaba en el culmen de su carrera, y el gran matemático Lagrange lamentó la muerte de su colega y amigo diciendo: Se tardó sólo un momento en cortarle la cabeza, y quizá no basten cien años para que surja otra igual. “. Así sucedió.
Un fuerte abrazo.
Lavoisier
Svante Arrhenius