¡Qué buena frase, Jefe! Me la apunto. Algún día tendré que decírsela a alguien.
Y es que las miradas dicen mucho, a veces incluso más de lo que quisiéramos expresar.
¿Hay algo más desagradable que encontrarse con alguien que te mire “de arriba a abajo” o "por encima del hombro"? Esto confirma que hay miradas que matan, aunque habría que añadir que otras veces hieren, inquietan, conquistan, demandan, enternecen, agradan, tranquilizan, asustan, alegran, estremecen, enamoran... o te dicen que jamás llegarás a abrir tu corazón a tu compañero de conversación.
No en vano también se dice que los ojos son el espejo del alma. Así también hay diferentes interpretaciones para la forma de mirar, por ejemplo, dicen que la persona que no fija la vista en los ojos de su interlocutor, algo oculta, aunque pueda tratarse solo de una gran timidez y por el contrario, los que son capaces de mantener la mirada, son poseedores de una gran personalidad y seguridad en sí mismos.
Como sea, está claro que existe un lenguaje en las miradas: no falla. La mirada desafiante, la cómplice, la empática y solidaria. Unos ojos intimidantes pueden llegar a aterrar.
Y ¿qué me dices de La Mirada con mayúsculas, esa sensación exquisita cuando nada se puede interponer al cruce de unos ojos que se encuentran y que quizás, nunca más se van a separar?: un misterio que cautiva y te quedas prendada de ellos y de su mensaje de por vida.
Pero quien no mira de frente nunca... maaaaloooo... Hay que enfrentarse, sin segundas o con ellas. De ahí que prefiera dar una opinión aunque resulte incomprendida o malinterpretada que callarme y considere que sería mucho mejor hablar de ciertos temas solo cuando se puede mirar a los ojos, con dos ojos, con dos...
Un abrazo y ¡feliz día!
Ojos que no ven, corazón que no siente. Ojos que no miran siempre como por primera vez, perderán la esencia de lo que tengan delante...
Si un amigo es de verdad, su amistad perdura en el tiempo y con la distancia.