Re: Me voy a Lisboa
Hombre, yo me referia a mi caso particular. Gracias a Dios tenia el dinero para pagar el resto de la hipoteca cuando me faltaban algunos años y no la he levantado porque me desgravaba un 15%. Rédito que yo sepa y al dia de hoy no te da ningún banco por tus intereses.
Re: Me voy a Lisboa
Aquí estamos todos para aprender y compartir.
Malegro. Bonita foto
Re: Me voy a Lisboa
Soy de los que opino que parte de la culpa de esta crisis global la tienen los que han vivido muy por encima de sus posibilidades; se han comprado su casita de vacaciones, viajes por todo el mundo, un coche nuevo para cada hijo, no me quedo un finde en casa como los pobretones ni loco, joyas, cruceros, lo que sea, "aparentar lo que no tengo para que crean que soy lo que nunca he sido ni seré".
Tener una hipoteca me parece lo normal, pero llorar por no poder irse de vacaciones, como he visto a alguien (adultos), me resulta demencial.
Y esta sociedad de consumismo exagerado nos ha llevado por muy mal camino...
Si un amigo es de verdad, su amistad perdura en el tiempo y con la distancia.
Re: Me voy a Lisboa
Lo más duro fue, sin duda, ver a mi padre con 80 años llorando por verse engañado por quien creía su amigo de muchos años.
Mi parte positiva es haber conocido verdaderos amigos en Rankia, que me han apoyado moralmente con su solidaridad, animado, aconsejado, ayudado y me siguen llamando y escribiendo después de tantos meses. Conocer a personas como vosotros ayuda a olvidar a sinvergüenzas sin escrúpulos, y a volver a creer en la H/humanidad...
Si un amigo es de verdad, su amistad perdura en el tiempo y con la distancia.
Re: Me voy a Lisboa
Efectivamente.El querer aparentar por ejemplo y faldar de coche, vacaciones y no poder llegar a fin de més es penoso, pero no es una cosa que me preocupe demasiado.
Generalmente son personas muy vacias de contenido que viven más de las apariencias que el disfrutar el día a dia con las cosas más auténticas y rodeados de los que no les importa que te vistas de vaqueros, cuando el Armani además te sienta como un tiro y desentonas en un restaurante donde estás deseando comerte las sardinas asadas con los dedos. Y los que se tienen que pelar los langostinos con el tenedor y una cucharilla de moka y les ponen en el restaurante los cubiertos tan variados que parecen que van a operar a un enfermo.