¡Madre mía, si tengo aquí un par de "mensajitos" tuyos todavía sin contestar! Entrecomillo por lo de -ítos-, he he he.
¡Buenos y felices días! Hoy he dormido y he descansado fenomenal: ¡temblad! jajaaaa
No voy a ahondar en el tema del aborregamiento porque coincidimos y si no tenemos nada para discutir se acaba la discusión, jajaaa. Solo un apunte, no considero que toda la sociedad esté aborregada, porque hay honrosas excepciones y las generalizaciones son odiosas, solo voy a reconocer que seguir a un líder es muy cómodo y cuando no se tiene personalidad, marcado un líder, decirle a todo amén Jesús, sin pensar, sin saber criticar lo que dice, sin poder argumentar lo contrario, debe ser lo facilón.
A mí es que esta actitud entre otras cosas, me aburre y quien busca el aplauso fácil, normalmente lo encuentra, pero ni se plantea que por detrás, esos mismos le están poniendo de hoja de perejil. Como sabes, si tengo que decirte que una actitud tuya no me gusta, te lo suelto -como de hecho, alguna vez hice- y Santas Pascuas, salga el sol por dónde quiera...
La gente borrega, normalmente es también cobarde, débil, amargada y con una vida muy vacía. No me acomodaría fácilmente a ser así. Prefiero dar un bofetón "dialéctico" en un momento determinado que tener que mantener meses/años de rencor, que solo conseguirían amargarme el carácter y entristecerme; es decir, pudrir mi alma. Ejemplos de lo que comento hay varios, allá ellos...
En cuanto a lo de desterrar el afeamiento de ciertas conductas, supongo por dónde vas, no obstante, si que considero que algunos tipos de conducta se definen por sí mismos y no necesitan ni comentario, además de ser una pérdida de tiempo, porque quien es zoquete de base, tardará siglos en dejar de serlo y como aquí salvo un par de brujos, siglos no dura nadie, he he he... ;-)
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Que sigas en tus trece, me parece loable, no hay nada como una persona que mantiene su pensamiento. Soy de esas, jajaaaa, así que me mantengo también en mis "catorce". (Sí, ya sé que se dice trece, pero es por poner un poco más que tú, jojojo.
Sigo pensando que el Juez es el profesional de la Justicia, como el médico, la enfermera o el boticario son los profesionales de la salud, lo que no es óbice para que todos ellos puedan/podamos equivocarnos y poner en práctica nuestros conocimientos, nuestra preparación, nuestra profesionalidad de una manera errónea. Caeríamos en el puntual "errare humanum est", si quieres, pero quien esté libre de pecado que arroje la primera piedra, ;-) No creo que un error puntual nos convierta en negligentes de por vida, se puede realizar tu trabajo con aplicación, seriedad, honradez y cometer un fallo.
Si bien es cierto que la negligencia a la que hago referencia, en determinadas profesiones puede ser mortal de necesidad, puede destrozar el concepto de justicia, no deja de ser un error. Lo que es más sospechoso es el constatar como miles de asesores no se leyeron el folleto del producto tóxico que colocaban, que recomendasen invertir la aplastante mayoría de unos ahorros en un solo producto de alto riesgo y hacer que el cliente se jugara su dinero a una carta. Este mismo ejemplo se puede aplicar a médicos, jueces, en fin, a toda profesión. Si un médico corta la pierna derecha de un paciente, habiendo tenido que cortar la izquierda, es un error garrafal, ok, pero si todas las veces o la mayoría de las veces que entra en un quirófano corta la pierna contraria, convendrás conmigo que sería un caso a estudiar... Probablemente a estudiar cómo meterle en un psiquiátrico ;-), o directamente en una cárcel, obviamente retirándole su licencia para seguir poniendo en práctica sus estudios...
Si un juez una vez exculpa al famoso violador, bueno, puede que no existan pruebas suficientes como para condenarle en esa ocasión y el juez tenga que aplicar -incluso a regañadientes- la ley. Si se dictamina lo mismo varias veces al mismo violador por casos similares, quizá el juez no sea todo lo "profesional" -a este punto, sí coincidimos- que debería ser.
De ahí que me fastidie tanto que a los profesionales bancarios se les disculpe con tanta vehemencia y comprensión sus errores -son cientos de miles de casos similares-, su constante negligencia... Será porque tengo un elevado sentido del prurito profesional, pero si me hubiera equivocado en casos tan san.grantes, habría dimitido, cuando menos. Dimitir, sí, esa bonita palabra que nuestra casta política desconoce...
Luego sigo...