Yo empecé mis estudios de la antigua EGB en los Maristas.
Eran los años 70 y la costumbre extendida de pegar a los alumnos me pilló de lleno.
Aun así tuve muy buenos profesores. De la época el que más me gustó fue el de matemáticas. La historia, la lengua y otras materias me daban más igual. En esa época descubría la trigonometría y los polinomios en clases extraescolares en las que el profesor se quedaba por las tardes explicando a los alumnos. Siempre he sentido una curiosidad muy grande por entender y descubrir nuevos principios matemáticos. Investigar los números primos, nuevos sistemas de multiplicación y división. Aplicar logaritmos para simplificar funciones.
La lectura, la literatura me han gustado siempre menos.
Pese a que no se me halla dado nada mal el tema de expresarme, disfruto perdiéndome, siendo caótico y sobre todo sobre todo siendo imprevisible.
Analizar nuevas vías, nuevas formas de entender y expresar. No me gusta el convencionalismo. Siempre que se pueda, es mejor ser original. Cuando releo lo que en mi juventud escribí, mucho de lo cual ya no lo recuerdo no dejo de sorprenderme. Me encanta releerme. Es un poco narcisista, lo sé, pero es un innegable placer el revivir sensaciones y escudriñar cuales fueron tus sentimientos oteando diarios y anotaciones al margen de libros.
El instituto, para mi, no fue una época brillante. Cual edad media,obscura, poco prolífica y de carácter temporal y pasajero conservo pocos recuerdos fotográficos y menos aún escritos. Recuerdo mi primer libro completo que leí que fue “La rebelión de las masas “ de José Ortega y Gasset.
Descubrí la faceta divulgadora de Asimóv y algunas pocas cosas más.
La universidad fue diferente. No por el profesorado, sino por los compañeros. Unos aires de libertad. Una integración de los alumnos en hermandad. Un renacimiento de libertades y descubrimientos. Una curiosidad desbocada. Con 18 años recién cumpliditos, y con una necesidad de explorar nuevos horizontes en el conocimiento y en la vida. Me sentí vivo. Me reencontré con mi propia esencia. Es increíble la sensación de salir al aire y abrir los brazos mientras la luz inunda tus sentidos y el calor te rodea en tu entorno.
Compartir piso con compañeros con algunos de los cuales pasaría los próximos años. Explorar hasta sus últimos rincones una ciudad como Valencia. Desde los estibadores del puerto, y el barrio de Nazaret hasta el que llegaba un trenet azul y desvencijado, pasando por los museos, teatros, bibliotecas, librerías antiguas. Sentir la fuerza de la noche y los inicios de curso que las facultades celebraban en discotecas como Pachá y a la que teníamos acceso por invitaciones de compañeros. Pasear por el cauce a altas horas de la madrugada intentando resolver el mundo, que aunque en pocas ocasiones eran momentos que en ese instante no percibía cuan a largo plazo me iba a acompañar en el recuerdo.
Conocer vecinos como los Mormones. Unas compañeras de vivienda aledaña, que eran de filología y venían de Francia, con las que practicamos no solo el idioma sino montones de vivencias y veladas que aun a día de hoy añoro y disfruto en recordar.
El sonido del trueno y de la tormenta. De los vehículos que circulan a cientos por el corazón de la ciudad y por ende, los aficionados al fútbol que en las tardes de partido hacían temblar una urbe que rezumaba vida por sus cuatro costados.
No olvido las infinitas tardes en que sumergíamos nuestras cabezas en los textos a estudiar. La fatiga de los exámenes que se encadenaban ni el disgusto de aquellos que pese a llevar bien preparados no salían como uno esperaba. Pero, era un universo sin otros problemas. Dormíamos un sueño profundo y reparador. Teníamos una energía casi infinita y cualquier cosa, sin excepción nos parecía una empresa estimulante y fantástica.
Nos metíamos en pequeños líos con una frescura y cara dura que hasta sorprenden. Nos metimos en una inauguración de la casa Grunding y tras infiltrarnos entre gente con traje y ponernos hasta las botas de piscolabis y frivolidades.
Bueno, que tiempos aquellos recuerdo con nostalgia.
Un fuerte abrazo.
No dejeis escapar la posibilidad de ser felices¡¡¡¡¡¡