Pues ven y me das la manita, jajaaaa. Tú ríete pero todavía no he sido capaz de terminar una RMN cerrada (abierta sí) y no es broma.
Por un lado tengo la claustrofobia, no sé si os llegué a relatar la peripecia de mi viaje en ascensor con mi padre, en el de la casa de mis padres. Se fue la luz, nos pilló dentro y viendo que me ahogaba, mi bendito padre se tiró al suelo y dándole patadas a la puerta y empujando como si fuera vasco con txapela, jajaaa, (lo era) dobló la puerta, arrancó la bisagraza y consiguió hacer hueco suficiente para que saliera su nena de aquél ataúd colgante.
Por otro lado, desde que soy asmática, no te creas que respiro tan bien tumbada. Me incorporan un poquitín, pero la última vez no fue suficiente, respiraba mal, me empecé a marear y tuve que apretar la pelotita.
Para más INRI, tensión bajísima, empiezan a echar un viento caliente que se concentra en el tubo y a sudar la gota gorda, más calor, más, más y cuando te parece que ya no puede hacer más calor en un recinto cerrado, van y echan más viento caliente. Otra causa de mareo. La menda comienza a ver zonas grises, ahí sería el momento de volver a apretar la pera. Espero que esto no suceda porque no suele darme tiempo a darme cuenta.
Y por otra parte el ruido, como la menda no tiene acúfenos ni nada, pues súmale el ruidito del aparatejo, que se las trae. Te ponen unos tapones que no solucionan nada. Los cascos que me pusieron la última vez en este mismo hospital, se los podían haber ahorrado porque se quedaban despegados de las orejas, no tenían el acolchadito de Tesla y no quitaban ruido.
Otra cosa que me espanta, ¿por qué te meten de cabeza si quieren ver el final de las dorsales y las lumbares? ¿Alguien me lo puede explicar?
¿Y qué me dices de la malla que te plantan encima de la cara, por si no tenías suficiente agobio ya, con un espejito para que le veas la cara a la señorita técnica que te está haciendo la prueba? Pero almas cándidas, me quitáis las gafas y me ponéis delante de las narices -no hay suficiente distancia- un microespejito que ni veo, ¡como para ver a alguien metido en ese microespacio!
¡¡Que no quiero ver a nadie, que solo quiero salir!!
Súmale a eso ahora el dolor de espalda, aplastando las dorsales que es un primor en esa superficie dura y fría como una piedra y encima que no te puedes mover, para buscar una postura más agradable. ¡Dios quiera que no me dé un calambre en los pies!
Y que empiecen dónde tienen que empezar que la otra vez comenzaron por la cervical número UNO para ver la dorsal número ONCE y DOCE. ¡Vamos, no me toques los pies! Pies que quedan fuera, pelados de frio, otra mier-- que el aire acondicionado está regulado ¡¡por pingüinos!!
También espero poder tranquilizarme, que no me dé por empezar con las palpitaciones, que mi corazón se suele poner al ritmo de los variados sonidos del aparatejo.
Vamos, lo que se dice una prueba muy agradable que espero aguantar hoy por primera vez hasta el final. ¡Pero si intento rezar y no me sale!
A quien diseñó estas máquinas de tortura lo colgaba yo de...
Un abrazo y gracias por los ánimos. ¡Acuérdate a partir de las 15 horas, por favor!
¡Sed felices!
Si un amigo es de verdad, su amistad perdura en el tiempo y con la distancia.