En primer lugar: sabes leer pero no entiendes nada. En mi comentario me he limitado a expresar mi opinión ante determinadas actitudes. En ningún momento he manifestado si soy de los que dan mucho, poco o nada, ni me he atrevido nunca a decirle a nadie lo que tiene que hacer ante situaciones como ésta. No me conoces y por tanto presupones demasiado.
Segundo: tampoco conoces a los que están en la fila de la caja. Cabe la posibilidad que vayan bastante justos para alimentarse a sí mismos y a los que tienen en su casa, que a ellos mismos les hayan prestado el dinero para pasar el día, mil cosas más o simplemente, como no se puede llegar a todas partes, que tengan otras prioridades en lo que ayuda a terceros se refiere. Vuelves a presuponer demasiado.
Tercero: démosle la vuelta al asunto. No te conozco de nada pero te presiono públicamente para que atiendas determinada causa que a mí me parece inaplazable, pero tú no lo tienes tan claro o piensas que hay otras prioridades que a tu juicio merecen mayor atención y cabe la posibilidad de que no puedas llegar a toas partes, pues tienes tus limitaciones. A ver que te parece.
Cuarto: hay otra solución que ya han apuntado por aquí y que considero que es la mejor. Le pagas tú la totalidad de la compra, no tienes que pedirle nada a nadie porque tú si que puedes y quedas como un campeón. Al fin y al cabo no es más que el precio de tres cañas. Yo también podría hacerlo, afortunadamente.
Por último: deseo que jamás tengas el más leve desmayo ni ningún infarto. Al contrario quiero que tengas una larga vida sin la menor incidencia y mucha salud. Sin embargo tengo la impresión de que patinas un poco con el asunto de los derechos y las obligaciones y donde comienzan y terminan unos y otros. Existe algo que se llama deber de socorro donde no hay opción de elegir.
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