Es nuestra propia conciencia la que en cada circunstancia nos impulsa o no a dar una limosna.
Si el mendigo pide por necesidad o por sinvergüenza casi es lo mismo. Lo importante es que nuestra sociedad ha involucionado tan lamentablemente que, independientemente de los 10 sinvergüenzas, hay otros 90 necesitados de verdad.
Hoy mismo decian en un programa de tv que algo más del 60% de la población llegaban con dificultad a fin de mes. Y yo añado de mi cuenta: y muchos ni siquiera llegan.
Eso es lo lamentable.
Y, por si fuera poco, nuestros politicos continúan plácidamente sentados en sus sillones haciendo oidos sordos al clamor de una sociedad agonizante. ¿Cuándo despertarán de su letargo?. Quizá cuando sea demasiado tarde.