Dime de que presumes...y le diré de que carece.
Esta noticia no hubiera adquirido importancia ninguna, si no hay nadie tan sobrado y sus adláteres, para destacarla, sino se tiene el tacto y la valentía de hablar mal de un muerto, que no se puede defender.
El que va de prepotente y soberbio, tiene que salir trasquilado y aprender un poco de humildad y empatía, porque sino estaríamos hablando con un grandísimo psicopata.
Abrí un hilo en Bolsa y lo tuve que cerrar porque sobrados como usted decían, que la prima de riesgo se iba al abismo y con ella la Bolsa española y mira por donde, no ha pasado más que apenas un semana, para que se de la vuelta y se tenga que comer sus palabras, como en la noticia, aunque no querrá recordarlo.
El Polícía Nacional cumplió con su deber y tuvo un desgraciado accidente, que seguro no querrá acordarse y que segurísimo hubiera preferido no hubiera ocurrido, como para que vengan "perdona vidas" o "ministros", que le digan lo que tienen que pensar o hacer, como si fueran estúpidos, insensibles o meras herramientas, como afortunadamente no lo somos, tampoco, los ciudadanos críticos con los medios y con la propaganda, como la suya.
Las verdaderas revoluciones son silenciosas, discretas y pasan desapercibidas, como el deseo del polícia para que quede todo esto en silencio y no se dé tanta publicidad, jugando con su dolor y el de la "víctima", que tanto parece divertir al circo mediático.
Yo aquí delincuentes no veo ninguno, salvo los que "justifiquen una muerte" como tan bien hacen los radicales de uno y del otro lado, por unos supuestos "fines que no justifican los medios".
Para la próxima aseguresé de "matar bien al mensajero", ya que la empatía se aprende cuando le pasa a uno, que se cree con demasiada prepotencia, orgullo y altanería inmune.(El chulo de Madrid tiene tanta clase, que no necesita darse publicidad y autobombo, que le perjudica más que beneficia ante la evidencia porque la eficacia está antes y no después, de pasados los acontecimientos como tan fácil lo ven algunos).
Rectificar y reconocer los errores es de sabios y de valientes, no de débiles.
Un saludo