Y yo que creía que me había pasado un poco contigo cuando el otro día te llamé payaso. Cuanta ingenuidad por mi parte. ¡Me quedé corto! El tonto de los Hnos. Tonetti a tu lado es un aficionado. Y encima pretendes hablarme al estilo circense. Es que eres torpe perdido, coño. Pero tú eres el que has vuelto a abrir la veda y el primer día te dije que conmigo lo ibas a tener crudo.
Y ates de nada, decirte que con este post te has retradao de cuerpo entero, de frente y de pefil, por si alguno de los últimos que se han icorporado aquí no te conocían bien. O sea, que como a ti te gusta en el circo, sin red y más difícil todavía: Yo ni siquiera me creo que puedas trabajar en ningún sitio serio de verdad, porque si el nivel que demuestras aquí es el que tendrías para trabajar, solo podría ser en el circo y, en todo caso, te dejarían recoger las boñigas de los animales.
Ni tampoco me creo que juegues a la bolsa, ni a largos ni a cortos, porque no demuestras capacidad para eñño o, y cuando te pillen en un renuncio en ese foro que ahora estás también te echarán de allí. Y el día que jueges algo, te vas a quedar “pelao”. No das el nivel.
Y ahora sobre lo de Cuba.
1.- Yo siento la muerte de cualquier ser humano, porque soy mucho mejor persona que tú. Y ese hombre también era una buena persona.
2.- A las seis horas del accidente yo estaba seguro, sin fotografías ni declaraciones, de que había sido un accidente fortuito provocado por el desconocimiento del mal estado de las carreteras de esa isla de un inexperto y atrevido chaval de 26 años, que vete a saber tú lo que pretendía por aquella zona que ni es turística y está a 800 kms. de La Habana.
3.- Y sabes por qué lo sabía yo. Es muy sencillo: porque ni la Cospedal (con esa boquita tan limpia que Dios le ha dado), ni Carlos Floriano (otro), ni González Pons (no veas), ni la Esperancita d Madid salieron a montar el pollo pidiendo la declaración de guerra contra Cuba. Ni por supuesto sus altavoces mediáticos: Intereconomía, Libertad digital, la Cope, La Gaceta, ABC “et altri”.
Por otro lado, tú no has comido, como yo, frijoles negros con plátano frito en La Pequeña Habana, ni te has bebido un mojito en la Bodeguita de Enmedio de La Habana , ni a ti te ha hecho una proposición indecente una jinetera a las 12 de la mañana (a pesar de ir con mi mujer) en plena Plaza del Capitolio.
Así es que menos lobos, Capeucita.