Como tú bien dices, ni siquiera la abstención es la solución del problema. Una "considerable" abstención deberia ser elemento suficiente como para que los partidos que concurren a las Elecciones se replantearan seriamente la escasa aceptación que tienen ante su electorado.
¿Cuál es la solución?. Dificil, desde luego. Pero yo creo que todo se soluciona con una buena ley en la mano. En estos casos --y que conste que es tan solo una reflexión no exenta de amplia discusión-- no estaria de más el incorporar a la Ley 5/85 algún articulo o párrafo que hiciera mención al porcentaje de votos, de manera que si ese porcentaje no es suficientemente clarificador, la Ley mostrara alguna alternativa que hiciera más fácil la solución.
El párrafo 1º del art. 108 dice: Concluido el escrutinio, la Junta Electoral extenderá por triplicado un acta de escrutinio de la circunscripción correspondiente que contendrá MENCION EXPRESA DEL NUMERO DE ELECTORES que haya en las Mesas según las listas del censo electoral y las certificaciones censales presentadas, DE VOTANTES, DE LOS VOTOS OBTENIDOS POR CADA CANDIDATURA, DE LOS VOTOS EN BLANCO Y DE LOS VOTOS NULOS.
A ese mismo artículo podria añadirse un nuevo párrafo expresivo de la nulidad de esas candidaturas si los votos emitidos no superan un determinado porcentaje de participación del censo electoral, lo que significaria que los electores, es decir los ciudadanos con derecho a voto, han demostrado su insatisfacción con la clase politica que pretende gobernar.
¿Cuál deberia ser ese porcentaje?. Dificil también. Pero si se tiene en cuenta que normalmente el índice de participación suele rondar entre el 45-60% del electorado (que es muy escasa), y si a este dato se añade que otro alto porcentaje no está dispuesto a votar, la conclusión es que el resultado de participación de esas elecciones puede disminuir hasta quizá un 20-30% (índice suficientemente clarificador, a mi entender).
Dando por posible lo que aquí se propone, la Ley Electoral estaria suficientemente facultada para impedir que partidos (o candidatos) no deseados por el electorado pudieran gobernar a unos ciudadanos que simplemente, con su negativa al voto, han demostrado que se niegan a admitirlos como sus gobernantes.
A mi modo de ver, esa es la única forma de que la abstención sea tan eficaz como la emisión de voto.
Ya que la Justicia es incapaz de acabar con la corrupción en este pais, quizá la simple inclusión de un párrafo en la Ley Electoral se mostrara capaz de dar satisfacción a los millones de ciudadanos descontentos. Un saludo. Y, sobre todo, perdón por el rollo.