Desde Múnich
El multilateralismo es el mejor medio para mantener la paz desde hace 80 años.
La paz generalizada de la que ha gozado la mayor parte del planeta desde el final de la II Guerra Mundial se debe, en gran parte, a la concepción de las relaciones internacionales como un sistema donde los países dialogan permanentemente —aunque sea para lanzarse acusaciones—, pertenecen a los mismos foros de ámbito mundial y en muchas ocasiones cooperan en objetivos comunes.
Es lo que se conoce como multilateralismo. Un sistema que, con sus fallos, ha ayudado a evitar la repetición de un conflicto a escala global.
Sin embargo, los nacionalismos y los populismos han introducido una nueva forma de entender las relaciones entre países y el papel que estos juegan en el mundo.
Se trata de un discurso agresivo que considera el diálogo como una señal de debilidad o, en el mejor de los casos, como una pérdida de tiempo.
Los foros internacionales son vistos como organismos incompetentes, cuando no foco de corrupción, mientras que los tratados internacionales de carácter multilateral se consideran ataduras en vez de los cimientos de un sistema de paz y prosperidad comunes.
En un momento de la historia lleno de incertidumbre donde las sociedades del planeta afrontan una serie de desafíos comunes de la máxima urgencia —como por ejemplo el cambio climático—
resulta que el sistema de cooperación internacional se resquebraja bajo la presión de un discurso demagógico.
https://elpais.com/elpais/2019/02/18/opinion/1550510970_191198.html
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