El pulso le gana Grecia.Optimismo griego: el Ibex 35 acelera en la recta final, sube un 1,46% y toca el 11.100
Aunque los factores que inquietaban a los inversores no se han despejado, hoy el mercado aparca las dudas. Las alzas en Wall Street, el frenazo en las subidas de los intereses de la deuda soberana europea tras tocar niveles técnicos clave han permitido a las Bolsas europeas olvidarse temporalmente de Grecia y asomar la cabeza. Además, antes del cierre de la sesión se ha conocido una información de la agencia Bloomberg según la cual Alemania se contentaría para liberar parte del rescate heleno con que el Gobierno se comprometa a una de las reformas económicas que se les pide.
El Gobierno germano se daría por satisfecho con el compromiso inicial de una única reforma de Alexis Tsipras, según la agencia estadounidense, que no concreta ningún dato más. Esto sería suficiente para tirarle el salvavidas. El resto de las condiciones para el rescate del país, que aún está pendiente de recibir el siguiente tramo de ayuda por 7.200 millones de euros, se irían negociando de forma escalonada. La propia canciller alemana, Angela Merkel, ha asegurado "que donde hay voluntad, hay una salida". "El objetivo es mantener a Grecia en la zona euro", ha remachado.
http://cincodias.com/cincodias/2015/06/10/mercados/1433914483_281842.html
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Ya sabemos la hoja de ruta para los demás, ir de "perrito faldero" no sirve para nada:
Valiente
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El asistencialismo, o la limosna, han demostrado no ser buenos sistemas para el desarrollo del ser humano, pero la economía de libre mercado, a la vista está, tampoco. Pues aunque, como rezan la mayoría de teorías, el objeto de la economía debe ser aportar criterios para que la distribución de los recursos sea lo más eficiente posible siguiendo principios de equidad, esto en la práctica no se cumple.
¿Por qué?
Las teorías económicas actuales más reconocidas se basan en falacias psicológicas, lo que hace imposible que tengan éxito. Entendiendo por éxito el bienestar económico de todos los habitantes de este planeta.
Todas las propuestas económicas actuales se basan en el esfuerzo individual, cada uno luchando por sí mismo en un mercado impersonal, despiadado, que supuestamente se autorregula, pero que no lo hace en absoluto. Se menosprecian fuerzas inherentes en el ser humano tales como la inteligencia, la bondad, la autorrealización y la solidaridad. La vida está llena de ejemplos de estas buenas aptitudes a las que no se da publicidad.
Así, se estudia el comportamiento del ser humano frente a la economía sin tener en cuenta que este comportamiento está condicionado por el propio sistema en el que se halla. Es como si se estudia el comportamiento de un preso y se llega a la conclusión de que le gustan los paseos cortos, obviando que solo dispone del patio de la cárcel para pasear.
Otra gran falacia es la supuesta igualdad de oportunidades. Es obvio que cada uno parte de diferentes circunstancias externas (posición económica y social, el acceso a la formación, etc.), y personales, pues hay diferencias psicológicas individuales que nos hacen más aptos para unas actividades que para otras. Todos somos igual de valiosos, pero no somos iguales.
Otra falacia es la idea de que la competencia es la mejor manera de generar riqueza y prosperidad. El origen de la motivación psicológica de la competencia es el miedo, la lucha por el poder, por el control. Y del miedo y la lucha entre nosotros no puede surgir un sistema saludable para nadie.
Desgraciadamente, la inmadurez humana también alcanza a los que llegan a posiciones en las que podrían regular adecuadamente las normas y principios macroeconómicos a favor de todos. Y no hablamos de grandes cambios estructurales, simplemente de aprender a dejar de competir y luchar por el poder, en favor de aprender a colaborar y fomentar el bien común. No es tan difícil, ya ocurre en pequeños colectivos y en situaciones de emergencia.
En el momento actual, la humanidad debe aprender a pasar de un sistema cuyo objetivo principal es sobrevivir o enriquecerse, a otro en el que las necesidades básicas estén sobradamente garantizadas y que permita disfrutar aprendiendo, colaborando, desarrollándose y autorrealizándose.
En definitiva, la raíz, el origen psicológico del desorden económico mundial, está en el miedo al futuro y a ser menos que otros, lo cual genera la lucha de uno con los demás. Los que van ganando esta lucha temen perderla, muchos otros quieren llegar a ganar esa batalla, y entre todos perpetúan el sistema. La solución está en que la mayor cantidad de personas posible entienda bien los errores de la situación actual y aprenda a resolver el miedo para, sin excluir a nadie, favorecer el bien común frente al individual y establecer un verdadero orden económico y social.
Contra los nacionalismos en Europa (zombies)
Un saludo