La economía avanza como un tiro, a la cabeza de las economías europeas, y se crea empleo a un ritmo saludable, pero la recuperación sigue pasando de puntillas por los salarios, incluso si los medimos en términos de contabilidad nacional. Aunque fuentes del Ministerio de Economía elogian la recuperación y lanzan un mensaje de calma sobre los sueldos, que "en términos reales están incluso por encima de los niveles precrisis" por lo que "no podemos hablar de pérdida de poder adquisitivo en términos de contabilidad nacional", lo cierto es que la foto fija ofrecida a raíz de los últimos datos de contabilidad nacional no refleja con exactitud la realidad de los salarios en España.
La explicación de esta distorsión es que en contabilidad nacional se mide el conjunto del empleo y establece una equivalencia como si todo fuera a tiempo completo, algo que dista mucho de parecerse al actual mercado laboral español, donde predominan los contratos a tiempo parcial. A la alteración que supone medir los salarios equivalentes a todo este empleo a tiempo completo, se suma la inclusión de otras partidas que también modifican la definición de salarios, como las Cotizaciones a la Seguridad Social pagadas por la empresa o las remesas de emigrantes cuando trabajan en España, explica el investigador de la Universidad de Essex, Javier Santacruz.
Unas cuentas imprecisas
El economista explica que hay que tener en cuenta todos estos rasgos a la hora de interpretar las cifras, "y más cuando el mercado ha basculado hacia un tipo de demanda de trabajo muy concreta, que es la de hacer contratos indefinidos pero a tiempo parcial, además de contratos temporales". Así, precisa este experto, "cuanto menos se parezca el mercado laboral a contratos a tiempo completo, más imprecisa será la estimación por Contabilidad Nacional".
Pero incluso en ese caso, aunque la remuneración trimestral real es hoy un 1,4 por ciento superior a la del inicio de la crisis (8.143 euros al trimestre, frente a los 8.032 euros registrados en el cuarto trimestre de 2007), la cosa cambia si tomamos como referencia máximos del tercer trimestre de 2009 (8.726 euros al trimestre). Desde ese punto, los salarios reales se han reducido un 6,7 por ciento.
Es más, la remuneración de los asalariados ha perdido dos puntos porcentuales en el peso del PIB, hasta el 47 por ciento, desde el inicio de la crisis económica. La diferencia se reduce a favor del excedente empresarial, que gana dos puntos en el mismo periodo. Desde máximos en los últimos diez años, cuando llegó a representar un 51 por ciento de peso sobre la riqueza nacional, la caída es de cuatro puntos. En el propio Ministerio admiten que "aún queda mucho por hacer", ya no tanto respecto a los sueldos, sino sobre todo en creación de empleo, ya que la normalización definitiva llegará cuando ser recuperen los 1,5 millones de empleos pendientes para alcanzar niveles precrisis. De hecho, Economía estima que los dos puntos de participación perdida de los salarios sobre el PIB obedece a la destrucción de empleo, ya que todavía seguimos con un 11 por ciento menos de asalariados respecto a los que teníamos a finales de 2007. Es decir, la prioridad absoluta es crear empleo confiando en que esto lleve a una "normalización de los salarios".
Estadísticas enfrentadas
Otras estadísticas cuestionan no obstante esta expectativa. La Encuesta Trimestral de Costes Laborales refleja que, pese a que se sigue creando empleo, los salarios acumulan ya tres trimestres de descensos consecutivos.
En concreto, el Instituto Nacional de Estadística (INE), muestra que el coste salarial por trabajador y mes (que incluye salario base, complementos, pagos por horas extraordinarias y atrasos en términos brutos) disminuyó el 0,2 por ciento en el primer trimestre del año, hasta 1.829,13 euros de media.
También choca el moderado optimismo del Ministerio de Economía con datos ofrecidos por otras instituciones, como el Banco de España. La entidad advertía en un informe reciente de que los contratos firmados durante la crisis tienen asociados sueldos un 24 por ciento inferiores a los generados en la década anterior.
Hasta la propia ministra de Empleo, Fátima Báñez, ponía el acneto hace poco en la necesidad de empezar a subir los salarios en línea con la recuperación de la economía.
Un conjunto de factores que hacen más preocupante la ruptura de la negociación colectiva entre patronal y sindicados. Mientras los primeros ofrecían una banda salarial de entre el 1,2 y el 2 por ciento, los sindicatos buscaban en esta negociación un incremento de los salarios de entre el 1,8 y el 3 por ciento y una cláusula de revisión que garantizara el mantenimiento del poder adquisitivo.
Pero rotas las negociaciones y con la amenaza de un otoño caliente por parte de los sindicatos, de momento la moderación salarial sigue siendo la nota dominante, lo que amenaza con agotar el impulso del consumo, principal locomotora de la actividad económica.