El fumador es un enfermo de su adicción que, además, contribuye a acelerar el fin de su vida; todo ello, además, pagando. Sus motivos tendrá.
No obstante, no tiene ningún derecho a acortar la mía, la de mi esposa y la de mis hijos. Tampoco la de sus hijos o la de los empleados de cualquier establecimiento.
En este sentido, respeto la libertad de fumar para todo aquel que sea incapaz de abandonar su adicción pero para ello que lo haga donde no ponga en riesgo a nadie más que a su persona.
Si yo fuera un animal a todo aquel que fuma a mi lado lo cosería a pedos. Para mí es tan asqueroso el humo como un cuesco así que estaría más que justificado pero no lo hago para no ponerme a su altura ofendiendo a los demás.
Saludos,