Desde luego es una gran ventaja, y éso sí que se lo doy a la democracia, el poder con la sola utilización de la palabra, conversación, diálogo, manifestación en la calle..., dirimir las diferencias que me puedan separar de Julio Anguita o de Soledad Becerril, de Zapatero o de Rajoy. Es mil veces más fácil y humano luchar como pretenden estos jóvenes de hoy que como lucharon mis abuelos, dejándose la piel -literalmente- por unos derechos para la población acallada por el miedo, buscando la libertad que no existía, peleando por poder hablar, cosa que ahora se hace con total normalidad, y parece que hiciste tú también, lo que te honra.
Que yo esté a favor de la democracia como forma mejor (o menos mala) de gobierno, frente al concepto dictatorial de la misma, no quita para que pueda opinar que la democracia en España es joven, demasiado joven a mi entender... y le falta mucho tiempo todavía para madurar y cambiar en su base.
Respecto a la población de a pie me atrevo a afirmar que ha estado siendo aborregada para que no osara saltar y gritar a viva voz lo que nos han hecho creer como políticamente incorrecto. Por citar algunos ejemplos que ilustren lo que quiero decir: Que nos han querido convencer de que la libertad es similar al libertinaje, que puedo hacer lo que me dé la gana, que la droga no es intrínsecamente mala, sobre todo la blanda, que los botellones son divertidos o el divorcio es la panacea a los problemas del matrimonio, y el matrimonio (por definición unión de un hombre y una mujer) puede ser entre dos personas del mismo sexo... Infinitos ejemplos de aborregamiento.
A ver quién se atreve a decir publicamente ahora que la unión de dos hombres NO es un matrimonio, que se busquen otra palabra. Que conste a este punto que me la trae al pario con quién se acuesta o se levanta una persona, pero que no me obliguen a comulgar con ruedas de molino y tenga que aceptar como complemento natural de la persona a otro del mismo sexo. Ahora me tacharán de homófoba, seguro... Es lo que esta democracia mal entendida nos ha hecho creer.
Como citas a la Madre Teresa de Calcuta, si llegó a mover el mundo fue precisamente por no dejarse aborregar por las castas superiores de la India, por luchar por pobres y enfermos, por hacerse una más entre ellos, por no importarle seguir a Cristo, aunque en ello le pudiera ir la vida. Jesus no cambió la forma de poder, de sus propias palabras se puede extraer ésto, pero nos dio unas pautas de moral que si todo el mundo siguiéramos, permíteme la utopía, que hoy me siento romántica y soñadora, el mundo funcionaría mucho mejor.
Y respecto a la clase política: Que los políticos actuales han aprendido unos trucos, unas fórmulas mágicas para subir como la espuma a base de frases y promesas que nunca cumplen a posteriori, que mala memoria tienen (800.000 nuevos puestos de trabajo y tantas otras frases maravillosas)... y se creen -o mejor dicho nos quieren hacer creer- que en éso precisamente consiste el perfecto funcionamiento de la democracia. Y lo que es más grave todavía, no han aprehendido(con H intercalada) en su fuero interno, en su corazón que están ahí porque les hemos elegido con nuestros votos, que es una enorme responsabilidad estar ahí arriba, que tienen que buscar soluciones a los verdaderos problemas de fondo que sufre su país y que, cuando demuestran que son negligentes, TIENEN que dimitir.
Quiero con este post y con ésto termino, expresar mi apoyo moral a estos jóvenes, me merecen el respeto que tú me instas a demostrar, pero lo que no considero tanto como tú es que sea mi obligación decirles que van a conseguir lo que se propongan solo por el mero hecho de salir a la calle a decirnos que no votemos, por ejemplo. A mí no me hace ninguna falta que me convenza nadie porque no voy a votar hace ya ni sé los años. Voté la segunda ocasión que hubo elecciones, en la que ya era mayor de edad, y me hizo ilusión. Voté una segunda vez e incluso una tercera... hasta que ví que mi confianza era una y otra vez traicionada, que daba igual de qué color fueran los que estaban arriba porque una vez arriba se olvidaban de nuevo de lo prometido.
No es mi obligación aplaudir que mis hijos se equivoquen como lo hice yo. Sé que será algo irremediable porque todos hemos aprendido de nuestras propios errores, fallos, cabezonerías y no de la experiencia de nuestros padres y abuelos, pero déjame por favor reafirmarme en que estos jóvenes tienen mucha ilusión de futuro pero poca experiencia de vida y que dentro de dos generaciones cuando ellos sean abuelos, quizá piensen lo mismo que yo hoy. O no.
Ojalá cambie el sistema que hoy nos torea. No lo puedo ver de otra forma. En España falta madurez democrática y se nota. Quizá ellos sean la semilla que nos lleve a esa madurez soñada por tantos, pero hoy por hoy lo dudo. Para el futuro, bola de cristal.
Un saludo
Si un amigo es de verdad, su amistad perdura en el tiempo y con la distancia.