Ojalá que esto no se quede en agua de borrajas, que sirva de ejemplo para otras iniciativas y sobre todo para remover conciencias, para entender que la persona debe anteponerse al dinero.
No confío mucho en revoluciones, en ellas se suele utilizar a las masas en beneficio de unos pocos. Uno de los ejemplos más sangrantes ocurrió cerquita, la revolución francesa, la de los burgueses a costa de los desgraciados.
El monstruo está atento, especialmente desde 1968. Ya sabéis, primero ignoran, después ridiculizan, después se informan, después se infiltran y después te destrozan (que me perdone Gandhi). La solución ideal sería la muerte del monstruo, pero ya habría que ir fino para acabar con él. Además, su sustitución necesita de ciudadanos, cosa que la que carecemos, no se forman en dos días sino a lo largo de toda la vida.
Otra cosa, eso de democracia real qué es exactamente. Si el sistema es mediante voto y mandatos como los actuales, conmigo que no cuenten. La única democracia real que me entra en la cabeza es esa donde no existen políticos sino mandatarios puntuales sin más poder que la encomienda. Esa donde los ciudadanos deciden diariamente y votan la resolución de problemas y no el pretendido carisma de una persona... la cosa pública puede ocupar a los ciudadanos hasta con la mitad de su tiempo, lo que exigiría una cambio total de casi todos los sistemas que hacen mover está máquina llamada mundo. Eso sí que sería una revolución, pero no soy ingenuo, es imposible sin educación, a ser posible de la que se mama, no de la que se aprende.
Bueno, algún día habrá que empezar, ojalá que sea ahora.