Cuanto más rico eres, menos quieres dar, así es la codicia, un punto débil de la humanidad. Conozco ricos que maldicen a los que viven de ayuda, ¡como si estarían envidiosos de ellos! ¿Pero cómo es posible? ¿Cómo es que algunos envidien a otros que tienen menos inteligencia, menos salud, menos fuerza o menos posibilidades? Cuanto más rico eres, menos quieres dar y menos quieres que otros también tengan, sólo tú y tú. Pierden la empatía, pierden su lado humano, así que sé que es duro ser pobre pero alegraos que al menos sois y podéis manteneros más humanos, más dignos y más nobles de personalidad. Con la riqueza perdemos valores, perdemos las cosas realmente valiosas. Por eso ese gran desequilibrio económico en el mundo: cuánto más dinero, más egoísmo sigue. Pero aquí por lo que luchamos es poder seguir, poder vivir humanamente, y aunque estamos atravesando a un tiempo que nos da mucha angustia, al final seremos más fuertes. Ya hay luz al final del túnel, no dejéis de mirar la luz.