Apreciado SAFILLO.
La crisis de deuda que ha atenazado la economía europea los cuatro últimos años ha dejado de ser, oficialmente, la principal inquietud para los responsables de finanzas europeos. El termómetro del Eurogrupo, uno de los más fiables, no deja lugar a dudas: el rompecabezas financiero de la periferia (Grecia, Irlanda, Portugal, Italia y España) ocupa un discreto segundo plano en el orden del día de la reunión informal que los ministros de Economía de la eurozona están celebrado hoy lunes en Bruselas.
A diferencia de anteriores convocatorias, monopolizadas por las dificultades de solvencia de los países mediterráneos, el encuentro tiene dos asuntos diferentes encima de la mesa: el tipo de cambio entre la divisa comunitaria y el dólar y el riesgo de deflación. Fuentes europeas insisten en que, en ambos casos, un grupo creciente de países apremia al Banco Central Europeo a actuar al considerar que su retórica de permanentes promesas no termina de plasmarse en medidas reales.
Dos cifras sustentan su preocupación: el tipo de cambio entre la divisa europea y el dólar estadounidense sigue en máximos desde 2.011 y la inflación en la zona euro sigue dando muestras de fragilidad, al cerrar Abril en el 0.7%, un 1.3% inferior al objetivo de estabilidad de precios fijado por el Banco Central Europeo. El jueves se conocerá si su Consejo de Gobierno pasa a la acción ó si, por el contrario, ahonda en su timorata estrategia basada en una escalada verbal que ya no convence a casi nadie en la Unión Europea.
Un abrazo, y suerte.