No es que tenga vocación de pepito grillo pero es que cuando carecía absolutamente de experiencia no tenía a mano a nadie que aportara sentido común a mi incipiente experiencia inversora. Está claro que solemos tropezar en muchas facetas de la vida sobre las mismas piedras en las que tropezaron otros antes pero el ser humano es así, necesita aprender por sí mismo y la experiencia de los demás vale lo justo para los que quieran escuchar. Por lo tanto lo que voy a decir “tómese con pinzas”, solo es mi visión y nadie tiene que compartirla. He aprendido que el diablo está siempre en los detalles y que voy a darle rienda suelta a un concepto general amplio (con gran influencia estadounidense, lo siento pero es mi experiencia), no me voy a centrar por lo tanto en “Cobas Concentrados“ ni mucho menos.
Son pocos los inversores que se toman la molestia de profundizar en los instrumentos en los que pretenden entrar e incluso son muchos los que acaban entrando sin leérselo todo (!). Creo que la MiFID II debería hacer de catalizador en ese sentido, algo con lo que seguro estarán de acuerdo las EAFI. Personalmente tengo muy mala memoria, no suelo recordar casi nada que no anoto, por eso escribo mucho. He asimilado que debo releerme continuamente porque soy incapaz de recordar las condiciones de tal o cual fondo, incluso siendo partícipe, lo que sí sé es que si entré en su día fue tras leérmelo todo por lo que no me cuestiono a mi mismo por los pasos dados y, aunque asumo que puedo cometer errores, intento que sean los menos posibles.
Para empezar ¿qué dice la CNMV respecto a los FIL?
“Fondos de inversión libre ( doc genérico, por si interesa). También se conocen como fondos de inversión alternativa o hedge funds. Su característica principal es que pueden invertir sin las limitaciones que tienen el resto de los fondos (tipo de activos, diversificación de sus inversiones y el endeudamiento). Peculiaridades: En general son productos poco líquidos, y a veces fijan un período mínimo de permanencia a los inversores. A diferencia de los fondos tradicionales, la normativa no pone límites máximos a las comisiones. Debido a la libertad de la que gozan al invertir, el riesgo que se asume suele ser muy alto.”
Qué sensación/emoción suelen producir los hedge funds? (la palabra FIL no mola). El aspecto sicológico:
En algunas conversaciones informales entre inversores me he dado cuenta que decir Hedge Fund les produce subidón, es como si hablaran de algo para la élite, mola, es sexy, hacen que se sientan de alguna manera elegidos, casi lo equiparan con ser contrarian-de-éxito y eso, sin profundizar, cautiva, atrapa. Una sensación de falso poder que embriaga, la lujuria de la inversión hecha realidad, al alcance de la mano. Es difícil abstraerse. Y si el Hedge Fund no está abierto a todo el mundo, todavía mayor empatía, la exclusividad que se vende sola. A pesar de lo que pueda parecer, no, no estoy en contra de los FIL, de hecho es un instrumento que me es reiterativo año tras año. Simplemente creo que debe ser analizado convenientemente, lenta, escrupulosa y minuciosamente, porque no todo le sirve a todo el mundo y, entrar por subidón, no me parece una buena idea.
Particularidades de los FIL en las que me fijo:
- Participación mínima: muchos Hedge Funds en Estados Unidos son a partir de 1 millón de USD, a veces tienen una clara vocación de gran capital (de 10 e incluso 100 millones en adelante). Claro que también los hay que empiezan en 100.000 USD o menos. Siempre pienso que la participación mínima tiene un por qué, no es algo que la gestora elige al azar, detrás de ese importe siempre hay un carácter segregador y no hay que interpretarlo de forma peyorativa. Es una manera de aglutinar intereses en común (similar a una sicav sin querer polemizar) con el fin de no perjudicar al fondo y, en definitiva, no perjudicarse a uno mismo, a los que en un momento difícil deciden aguantar posiciones. Si un inversor (recordemos el volumen de los institucionales en relación con los privados) invierte 1 millón en un FIL evidentemente, salvo locura que lo sacará rápidamente del club de los millonarios, es porque tiene al menos un patrimonio financiero de 10 millones y probablemente 50 ó 100. Si me ofrecen entrar con 100.000 EUR en un FIL, debo ser lo suficientemente prudente como para tener al menos 1 millón de patrimonio en los mercados financieros porque sino puedo tener serios problemas. Las preguntas claves para mi son ¿qué me une a inversores de ese calibre? ¿Somos compatibles en la andanza del fondo?
- Permanencia: el tiempo es otro factor vital muy relacionado con el anterior. En un FIL puede haber un tiempo de permanencia recomendado y otro efectivo, de obligado cumplimiento. Si los Value convencidos, me pongo el primero de la lista, asumimos que nuestras inversiones deben ser a largo plazo (por muchas razones nunca por debajo de 7 años aunque los folletos puedan indicar 5) entrar en un FIL debería hacernos reflexionar doblemente sobre la ventana temporal mínima; quizás incluso una década puede no ser suficiente y cómo a priori no lo sabemos debemos contemplar el peor de los escenarios. Por lo tanto debo estar convencido de que no voy a necesitar (insisto en la necesidad) esa inversión en mucho tiempo o nunca. Si la participación mínima es, como mucho, de un porcentaje prudente de nuestro patrimonio, será más sencillo no caer en pánico en un momento determinado.
- Liquidez: en otro comentario un rankiano se sorprendía al leer en el folleto que los reembolsos podían hacerse ocasionalmente en especie. Creo que no hay que darle muchas vueltas a esta característica porque cae por su propio peso. Ante la hipotética iliquidez, tengamos en cuenta que seguramente habrán títulos de baja o muy baja capitalización, hay que tener un sistema legal contundente que permita la liquidación del fondo y, aunque no sea sencillo llegar a una valoración, haberlo haylo. Algunos FIL tienen ventanas de reembolsos que debemos asumir (en EEUU lo suelen enfocar al revés describiendo lock-ups o periodos en los que no se pueden efectuar reembolsos), otros no, aunque todos tengan un NAV/VL diario. Algunos inversores asocian erróneamente el tener un liquidativo diario con la posibilidad de reembolsar cualquier día del año.
- Comisiones: además de las de depositaría (que siempre se menosprecian pero que se suman) las de gestión suelen ser bastante más elevadas que las de los FI convencionales por la flexibilidad y la capacidad de diversificar la cartera e incluso tener comisiones de éxito referenciadas a benchmarks externos muy diversos e incluso instrumentos propios de la misma gestora. Es frecuente comisiones muy desbalanceadas tipo 1/20, 1/50 (fijo/éxito), etc. “Cobas Concentrados” aplica 1,75/50. También debemos saber si existen comisiones por reembolso que muy probablemente serán diferentes en función de la antigüedad de las participaciones. Si sicológicamente y/o por coste total no estamos dispuestos a aceptarlas (¿es razonable pagar tanto por un Alfa deseado en comparación con el coste de un ETF?) debemos renunciar a este tipo de fondos. Si no son un “breaking point” debemos analizar si nos compensarán, algo complicado de sopesar sobre todo si no hay TR (punto siguiente).
- Track record: no seré yo quien aceptara de buen grado entrar en un fondo sin historial (aunque reconozco haberlo hecho pero esa es otra historia), mucho menos en un FIL, y me fijaría si un mismo fondo no ha cambiado de gestor conservando el fondo el mismo nombre ya que, en mi opinión, el TR le pertenece por completo. Este concepto lo aplico a todos los fondos pero en un FIL creo que es todavía más delicado.
- Política de inversión: ¿limitaciones propias de las inversiones? Ninguna. Un FIL puede hacer “lo que quiere” porque en su genética estará el querer ganar dinero en todo momento, suba o baje el mercado, de ahí su absoluta flexibilidad y libertad de movimientos. Aunque su visión consista en ganar dinero comprando barato y vendiendo caro también puede plantearse vender lo que no tiene para comprarlo después. Posiciones cortas y largas, derivados, arbitraje, estrategias, apalancamiento,… (los sajones no dudan en mencionar “instrumentos financieros oscuros” o “esotéricos”). Entendamos lo que significan todos ellos y lo que implican en la práctica. En definitiva, si al leer el folleto de un FIL nos damos cuenta de que hay aspectos que nuestro corazón o estómago no van a soportar, es mejor no asumirlo, al menos esa es mi postura. ¿Somos capaces de asumir un inesperado -75% sin entrar en pánico? No se trata de invertir y pasarlo mal sino de asumir la política de inversión desde el inicio y no quejarse una vez comprado. De nuevo nuestro volumen de participación, cuanto más medido, más asumible.
- Riesgo y volatilidad: son dos conceptos distintos que muchas veces se confunden y que frecuentemente se entrelazan o sea que juntos pero no revueltos. En los FIL la volatilidad será una compañera más de viaje, probablemente frecuente, de ahí que haya que calibrar la permanencia y la liquidez antes de entrar y los drawdowns podrían hacerle perder la paciencia y la confianza al más convencido. El riesgo debe evitarse, un clásico, pero el gestor podría sopesar asumir cierto (o mucho) riesgo aunque sea valorando diferentes escenarios. Además habrá riesgos asociados a la divisa, a la concentración geográfica, a los derivados negociados en mercados no organizados para realizar coberturas, riesgo de contraparte con “prime brokers” (no a todo el mundo le seducen los Goldman Sachs y Morgan Stanley),… que además impactarán en la volatilidad. Esto no es un fondo al uso en el que se intenta casi siempre preservar o proteger el capital desde el inicio y permanentemente ¡asumámoslo! Por cierto ¿os suena la coletilla “El fondo no cumple con la Directiva 2009/65/CE”?, ese es otro tipo de riesgo, el normativo, a valorar. Al final está claro que la meta será ganar cuanto más dinero mejor pero es probable que no entendamos el serpenteante camino. Quizás el riesgo principal seamos nosotros mismos al fin y al cabo.
Lo siento me he extendido demasiado y podríamos profundizar y debatir juntos, seguro que sería muy interesante pero tengo poco tiempo por eso escribo tarde hoy :-( Recordemos siempre que nuestro dinero es de cada uno de nosotros, nadie piensa igual pero solo nosotros damos las órdenes de compra, venta y traspaso, solo nosotros somos responsables de nuestras decisiones, para bien y para mal. Nadie nos obligará jamás a tomar una decisión o sea que, si no nos vemos preparados para entrar en algo que solo entendemos parcialmente, algo que debería ser una perogrullada, solo tenemos tres opciones: estudiar, contratar a un experto o renunciar.
Sentido común y ¡felices inversiones! ;-)