Dicho sistema ha sido reconocido como el avance tecnológico en 2015 y por lo que se ve, ostenta un alto grado de versatilidad que le da la virtud de poder adaptarse de manera potencial dependiendo del objetivo de la investigación y (en el futuro) su aplicación terapéutica.
Recientemente ha sido publicado un estudio en el American Journal of Human Genetics en el que se ha investigado el potencial de las aplicaciones terapéuticas de la tecnología CRISPD-Cas9 en distintas enfermedades hereditarias. A partir del mismo, se desarrolló un protocolo para poder utilizar estrategias de edición del genoma en células de pacientes con condiciones diferentes.
El sistema CRISPR-Cas9 está formado básicamente por dos componentes: Cas9 es una enzina, cuya especialización es cortar el ADN (un ARN le indica a la enzina donde actuar). Identificado y cortado el fragmento de ADN, la rotura es reparada por la célula, de la cual resulta en la aparición de mutaciones de inserción o deleción, que en caso de estar localizadas dentro de un gen pueden dar lugar a la pérdida de protección de la proteína que codifica. Por tanto, la primera aplicación es la de inhabilitar genes. No obstante, en caso de proporcionar a la célula una molécula de ADN que pueda hacer de molde durante la reparación, a la que se ha añadido un cambio, la celula lo copiará y el cambio quedará incorpporado en el ADN. Con esta segunda aplicación, se introducen cambios específicos en posiciones concretas que suponen uno de los aspectos más prometedores de dicha técnica, puesto que permitiría corregir errores en los genes responsables de causar enfermedades. No acabo todo ahí, ya que el sistema puede ser utilizado para para regular la expresión génica, e incluso para introducir modificaciones epigenéticas, dejando inactiva la actividad nucleasa de Cas9 e incorporándole módulos que interaccionen con elementos reguladores de la expresión génica o capaces de llevar a cabo cambios en metilación o modificaciones de las historias.
En dicho trabajo, se adaptó el sistema CRISPR/Cas9 para aumentar la cantidad de utrofina, un modificador de la distrofia muscular de Duchenne. Después se utilizó el sistema para elimianr de forma selectiva el alelo dominante negativo del gen FGFR3 responsable de la acondroplasia en fibroblastos de un individuo afectado por la condición. La siguiente fase fue evaluar la posible eliminación de fragmentos cromosómicos duplicados en el genoma (aboradada por primera vez en un laboratorio). Consiguieron eliminar la copia duplicada del gen MECP2 (responsable del síndrome de duplicación) en un paciente con una duplicación en el cromosoma X, utilizando un ARN guía único. Después del éxito, con la misma aplicación eliminaron duplicaciones en el gen DMD y restauraron su función.
Dichos resultados constituyen una prueba de principio para las muchas aplicacioones terapéuticas del sistema CRISPR-Cas9. Se utlizarán modelos animales en los que reproducir mutaciones concretas para poder aboradr terapias èrsonalizadas.
Según Ronal Cohn, director del Centro de Medicina Genética en el Hospital for Sick Children (Canadá), investigador del estudio:
Trabajando con pacientes y familias con desórdenes genéticos a menudo estoy en una posición en la que puedo proporcionar diagnóstico y quizás cuidado de apoyo, pero no tratamiento. CRISPR podría cambiar eso. Podría revolucionar la forma en la que cuidamos de los pacientes con condiciones genéticas intratables en la actualidad
Se trata del caso de un paciente con distrofia muscular de 14 años (diagnosticado con 4 años), cuyas células fueron utilizadas en el estudio. Se consiguió eliminar la duplicación del gen DMD así como restaurar la función del gen en células extraídas y cultivadas. El plan ahora es reproducir su duplicación en un módelo de ratón, y así desarrollar una terapia personalizada.
Como científico y clínico, ser capaz de ayudar a un niño con más que cuidados básicos y pensar realmente en corregir la mutación genética es verdaderamente un cambio de paradigma