Los muertos invierten bien a largo plazo
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La gestora americana Fidelity quiso estudiar en las cuentas de sus inversores quienes eran los que mejores resultados habían conseguido del 2003 al 2013. Los resultados que obtuvieron fueron sorprendentes. Los ahorradores e inversores que más rentabilidad tenían tras el paso de los años no eran los que mayores conocimientos de la economía o más MBAs tenían. Los que más dinero habían ganado con sus inversiones fueron… los que se habían olvidado que tenían esas inversiones, y las personas que habían muerto y cuyas cuentas se habían congelado por motivos legales.
Todos estamos en riesgo de caer en los sesgos de comportamiento que nos animan a invertir en acciones y fondos cuando el mercado está contento, caro y alto (por ejemplo probablemente los EEUU hoy día), y a vender con pérdidas cuando el fin del mundo ha llegado y la economía se derrumba (casi todo el mundo en el 2009 o el Ibex 35 hace unos meses en 7600 puntos). El timing del inversor medio es terriblemente malo. En este gráfico que resume la actividad de compra y de venta de fondos de inversión en EEUU, ¡el inversor medio obtiene peores resultados que en casi cualquier otra clase de activo!
Cuando estás muerto, no vas a poder vender esas acciones que están en sus mínimos históricos. Tampoco vas a poder comprar la acción de moda que puede acabar resultando un bluf y no valiendo nada. Cuando estás muerto, no te cuesta ningún trabajo seguir el ejemplo de Warren Buffett cuando dice
“el letargo que raya en la holgazanería, sigue siendo la piedra angular de nuestro estilo inversor“.
Uno no debe de olvidarse de sus inversiones para siempre, pero seguramente es más razonable mirarlas una vez al año que una vez al día.
Creo que estos datos nos deben de hacer pensar en invertir como un compromiso. Un compromiso con nuestras decisiones y con nosotros mismos y nuestro futuro. En la medida de lo posible, hay que intentar evitar arriesgar o invertir demasiado cuando pensemos que el mercado esté sobrevalorado y quizá mantener lo que vayamos ahorrando en las cuentas con mayor rentabilidad posible o en los mejores depósitos del momento. Después puede ser razonable ser algo más valientes o arriesgados cuando el pesimismo invada el mundo y nos atrevamos a pensar que es entonces el mejor momento para invertir en un buen fondo de inversión. Pero nunca debemos olvidar que nadie sabe que harán las bolsas mañana o el año que viene. Lo que si podemos saber es lo que vamos a hacer nosotros, que debería de ser invertir a largo plazo.