No conozco otro ni tampoco lo necesito. Al saber de que está formado el fondo, que sectores lleva o que estilo de inversión tiene me vale para hacerme una idea. Si estudias la ficha de un Seilern World Growth veras que todo tiene mucha más relación con el MSCI World que con un Hamco Global Value o un Azvalor Internacional. Aunque esto de las correlaciones de X-Ray de Morningstar entre fondos de gestión activa es como intentar averiguar quién será el próximo ganador de la Champions: puede que te hagas una idea, pero nunca sabes cómo va a acabar la cosa. Y aquí va el porqué.
Los fondos de gestión activa son como un chef de tres estrellas de la guía Michelin: cambian los ingredientes de su plato constantemente según la temporada o lo que esté de moda. Hoy están cargados de tecnología, mañana se vuelven locos con consumo básico y pasado… ¡quién sabe! Esto significa que calcular su correlación con otros fondos es como medir la velocidad del viento en un tornado: cambia cada rato. Por eso, las correlaciones entre fondos activos no son un dato muy fiable para armar tu cartera.
Sin embargo, puedes hacer algo más interesante y práctico. Como en un buen entrenador de un equipo de fútbol, primero analiza las posiciones. Usa un X-Ray para ver qué lleva cada fondo en cartera: ¿más tecnología? ¿Financieras? ¿Un batiburrillo de cosas raras? Una vez lo sepas, puedes mirar las correlaciones sectoriales. Es como hacer scouting: saber cómo se comportan los sectores en diferentes partidos (mercados).
Por ejemplo, cuando la economía está que se sale, tecnología y consumo discrecional suelen estar muy conectados y mover el marcador. Pero si vienen mal dadas, sectores como salud o utilities son los que aguantan la portería y bajan la correlación. Ojo, eso sí: en un crash bursátil, todo el equipo se va al suelo y las correlaciones se disparan. Es como si el árbitro pitara penalti y expulsión.
Entonces, ¿cómo jugar el partido?
Construye una estrategia sólida: En lugar de obsesionarte con correlaciones fugaces, céntrate en diversificar bien tu cartera. Incluye diferentes regiones (USA, Europa, Asia), sectores (Tecnología, Finanzas, Energia, Salud, Industrial...) y estilos de inversión para cubrir todas las posiciones (indexados al S&P500, value, empresas de alto dividendo, small caps...).
Usa las correlaciones macro: Estas son más estables y útiles. Piensa en acciones vs. bonos, EE.UU. vs. Europa, o sectores defensivos vs. cíclicos. Así entenderás cómo se comporta el mercado en distintas situaciones.
El largo plazo es tu amigo: Que no te engañen los vendehumos y fuegos de artificio de la gestión activa: lo importante es que tu cartera te haga dormir tranquilo en el tiempo, no que gane el premio al fondo más rentable del trimestre.
Y recuerda, diversificar no te hace inmune a las caídas, pero sí evita que te hundas como el Titanic. Así que juega tus cartas con cabeza, entiende tus activos, y no te obsesiones en exceso con esas correlaciones que, como las modas, vienen y van.