Efectivamente hemos hecho lo contrario el uno del otro. Y no pretendo tener razón, si por razón se entiende obtener una mejor rentabilidad de aquí a fin de año, por ejemplo. Como nos recuerda a menudo el compañero
@moclano (se te echa en falta por aquí), la cartera ha de atender e intentar adaptarse a los objetivos, panteamientos teóricos y condicionamientos de cada quien. Lo que es apropiado para uno no tiene por qué ser apropiado para otro.
En mi caso, calificaría mi cartera de moderada (aunque a veces pueda no parecerlo) y escéptica. Como ya he comentado en alguna ocasión, tengo aversión a las pérdidas. Económicamente es difícil que pudieran alterarme la vida. Pero psicológicamente me molestan. Es más, me enfadan. Y mucho. Ya sé que es un sesgo emocional, pero es lo que hay y a mi edad (70 años) sé que no va cambiar ni voy a torturarme con ello.
Y escéptica. Porque no me creo nada del todo y al propio tiempo pienso que tanto unos como otros, aun con planteamientos encontrados, pudieran quizá tener razón. Así que doy cabida en la cartera a estrategias contrapuestas.
No baso mi operativa en análisis macro ni en pronósticos. Simplemente aplico las reglas que me tengo establecidas. Con respecto al oro, no sé si subirán los tipos ni cómo reaccionaría el oro en tal caso (según dicen, parece depender, entre otras cosas, de los tipos reales, es decir, descontada inflación). Mi inversión adicional no se debió a nada de eso, sino a que, como mencioné en mi post del mes pasado, su peso en mi cartera se había quedado rezagado. Simple reequilibrado.
En cuanto a la renta variable, ya señalé el mes pasado que se me habían encendido ciertas alertas que indicaban un aumento de la probabilidad de que si se producía una caída podría ser seria (subrayo el doble condicional), lo que altera mi regla operativa habitual. Es sólo una cuestión probabilística (como todo en los mercados, diría yo), no una certeza. Y en esta tesitura concreta, por si acaso (ya he señalado mis sesgos), reduzco mi exposición si empieza a caer. Y sospecho (sólo sospecho, ya iremos viendo) que la seguiré reduciendo en el futuro próximo.
Ya sé que esto está en contra de la “ortodoxia” habitual por estos lares, que indica comprar y más comprar a medida que cae. Para lo cual, dicho sea de paso, hay que tener con qué comprar, lo que no es mi caso. Hasta aquí he estado invertido a tope. Otros prefieren guardar liquidez para cuando lleguen las caídas. Es otra estrategia diferente sobre cuyo coste de oportunidad ya me he pronunciado aquí anteriormente. En mi caso, no trasladable a otros, prefiero acumular ganancias mientras sube sin guardarme liquidez y quitarme de enmedio (o ponerme de medio lado) cuando baja.
Toda esta larga explicación no es para argumentar a mi favor o en tu contra. Es para explicar el trasfondo de mis movimientos y que, ya que los he publicado aquí, los compañeros puedan ponerlos el contexto. Decía mi padre, que en paz descanse, muy aficionado a jugar a las cartas con los amigos, que el cielo debía ser como una partida de cartas pero en la que ganaran todos. Ojalá salgamos ganando ambos.