Hace unos días publiqué en mi blog este artículo, que traigo hoy, por si interesara a alguien y quiere comentar al respecto. Si no, como siempre, pasar al siguiente post.
Uno de los ejemplos más habituales en los últimos días es el cierre de instalaciones dedicadas a la fabricación de metales. O los costes energéticos se han disparado o no existe suficiente electricidad para soportar el suministro a todo el mundo y se decide parar la producción industrial intensiva. Sea por una razón o por otra, la producción de aluminio u otros metales se está viendo afectada, lo mismo que el cierre de plantas de fertilizantes.
Este episodio de crisis sorprende por cuanto no hemos entrado en el invierno, donde el consumo energético es muy superior.
En otro post, introducía una cuestión que va a ser crucial en los próximos años.
Hasta ahora hemos vivido en abundancia. Todas las materias primas tenían una oferta creciente y solo la mayor o menor inversión, controlaban la cantidad ofertada al mercado. El precio no importaba mucho, porque si subía en exceso, se activaban los mecanismos de control, se invertía más en la producción de esa materia prima escasa y al cabo de poco tiempo, la oferta crecía hasta satisfacer la demanda.
El sistema estaba equilibrado.
Ahora nos enfrentamos a varios picos de materias primas y a límites cercanos en otras. Lo que quiere decir, cuando se alcanza un pico es que la producción futura va a mantenerse en una meseta y posteriormente caer. Por lo tanto si la demanda se mantiene o crece, el precio de la materia prima subirá, hasta que por efecto del incremento de los precios, caiga la demanda para aquellos que no pueden pagar un precio mas alto.
Otro formato que se adapta a la escasez, es la sustitución de la materia prima escasa por otra de similares prestaciones y más abundante.
¿Qué ocurre, cuando no existe sustitución y empieza a escasear, una materia prima vital?.
Para aquellos que crean que no existe, está el caso del petróleo. No existe equivalente en densidad energética, manejo de transporte, altas prestaciones, versatilidad y capacidad de almacenaje.
Ahora entramos en el hipotético caso de una oferta menguante y una demanda creciente.
Los proveedores se dejarán querer y se establece una puja, que determina hasta donde llega el precio más alto, precio que resulta adjudicado al mejor postor.
El dólar es la moneda de referencia mundial y todas las materias primas se valoran en dólares. EE.UU ha tenido un privilegio durante muchos años, hasta que determinado países han empezado a aceptar otras monedas fiduciarias. Por ejemplo, Rusia acepta yuanes y euros para los pagos de gas y petróleo. Irán e Iraq, aceptan euros y trueque de China. Venezuela acepta euros y lo que le den.
Cada vez más países utilizan otra moneda que no sea el dólar. En el pasado, Libia e Iraq, empezaron a aceptar euros y rápidamente fueron invadidos y restaurada la hegemonía del dólar, pero ahora, con la introducción de Rusia (gran exportador de petróleo y gas), el intercambio de materias primas ya no necesita una sola moneda como el dólar.
La reciente crisis de la energía (gas, carbón y electricidad) ha impactado con fuerza en Europa y China. Como consecuencia de ella, China ha tenido que asumir cortes de electricidad en amplios sectores industriales, incluso ha afectado a millones de personas. La decisión de pujar por el gas y el carbón , hasta el punto que sea necesario para evitar nuevos cortes, es un cambio de juego importante.
Por primera vez, el precio no será una limitación en la demanda, y la capacidad de China para fabricar yuanes es infinita. Por lo tanto tenemos un postor muy fuerte.
En Europa, las compras de energía se realizan por las empresas privadas. Naturalmente los precios de compra se trasladan a los usuarios, pero ya hemos visto cierres de plantas de fertilizantes y los gobiernos europeos han empezado a subvencionar la energía.
Francia ya quiere imponer control de precios y en Holanda, los invernaderos están sufriendo por lo precios de la energía, lo que puede suponer limitaciones en al producción de alimentos.
Gran Bretaña ha visto un grave episodio de desabastecimiento y ha empleado a unidades militares para llevar gasolina y diésel a las vacías estaciones de servicio.
La intervención de los estados será cada vez mayor, para evitar los cortes de suministro. Pronto oiremos hablar de nacionalización del sector energético, para proteger a los más desfavorecidos.
El siguiente paso será, vista la decisión de China, concentrar las ofertas por parte de la propia Unión Europea, para poder competir con China. La alternativa es que China se lleva todo y Europa se queda con las migajas. Los contratos con Rusia están migrando hacia China, que paga más y mejor, aunque sea en yuanes.
Es cuestión de tiempo, que la Unión Europea se dé cuenta de la maniobra y haga lo mismo.
En ese momento entra en juego una subasta peligrosa. Nadie quiere quedarse sin gas o petróleo. Y los gobiernos chino y europeo, tienen una capacidad ilimitada de fabricar dinero. De alguna forma ya se ha entrado en esa subasta, sobre todo si vemos la escalada de los precios del gas. No es normal que los precios suban tanto, porque los inventarios estén "un poco bajos". En realidad las subidas son premonitorias de escasez en el invierno y todos (de alguna manera) ya están pujando por incrementar las compras para llenar los inventarios de cara al invierno.
Aquí entra en juego el "dilema de la energía".
Primero una incógnita matemática.
Si dos o más postores, con capacidad infinita en cuanto a la fabricación de dinero, pujan por un bien escaso, ¿cuál será el precio que alcanzará esa materia prima, antes de que los sistemas fiduciarios exploten?.
Es evidente que un precio demasiado alto sería pagado por un estado sin problemas, y luego subvencionado para la población. Pero si ese precio, como consecuencia de la puja es demasiado elevado, terminará provocando una inflación muy alta y probablemente hiperinflación, momento en que el estado pierde el control sobre la impresión monetaria.
Al existir una puja con contendientes de fuerzas similares, el límite de precio será demasiado grande, para que el sistema lo soporte. La alternativa es ceder y quedarse sin la materia prima.
Ese es el dilema de la energía. ¿Es preferible perder una materia prima esencial, a cambio de mantener funcionando el sistema fiduciario?.
No es algo que vaya a ocurrir mañana, pero es fácil pensar que ya está en marcha el proceso de formación de la subasta. EE.UU se incorporará, en cuanto el shale oil y el shale gas, lleguen al límite geológico, donde no importe la inversión, porque el decline será inevitable. En ese momento, USA se añadirá a la subasta y las cosas se complican, hasta el punto que una de estas potencias, puede no asumir la puja e intervenir militarmente, para conseguir las materias primas.
Otra variante sucede en la otra parte. El dueño de las materias primas, puede comprender que lo que se le paga no tiene valor intrínseco, porque se puede fabricar de forma ilimitada (dinero de papel) y exigir el pago en otro formato, que puede ir desde metales preciosos (recordando la historia del patrón-oro) hasta trueques por armas, alimentos u otras materias escasas. Incluso por ayuda militar si se siente amenazado. Las variantes son abundantes.
La tendencia de las principales potencias económicas es sustituir el dinero de papel por dinero electrónico. Es posible que al igual que las renovables necesitan un respaldo para asegurar un suministro constante, el dinero electrónico necesite un respaldo para asegurar la confianza en el sistema. Sobre todo, porque la tendencia al abuso, ha sido manifiesta desde 2008. Imprimir dinero sin límites, tiene consecuencias indeseadas en forma de inflación monetaria.
Puede que este año, todavía no se llegue al clímax, porque todavía quedan bastantes reservas de carbón y gas, pero es un anticipo de una futura subasta de la conjunción petróleo-gas-carbón. La intermitencia de las renovables se ha puesto de manifiesto y las consecuencias son graves, cuando se busca asegurar un buen abastecimiento energético. Todos los participantes van a tomar buena nota de como pasamos este invierno, para prevenir futuros cortes de energía en el futuro.
La llegada al cenit de los combustibles fósiles marca el inicio de una nueva era. Y para desesperación de muchos "renovadores de la nada", no es un evento con "minuto hora y resultado", sino un proceso que llevará varios años y ya se ha iniciado.
Si 2008 constituyó el principio del fin de los sistemas fiduciarios occidentales, 2020 supuso el principio del fin de los sistemas complejos.
Saludos.