Mira amigo “Cajero” no es fácil de explicar si no has mamado tierra catalana como mínimo durante muchos años, La Caixa aquí es institución muy respetada, ahora menos, pero cuando un hijo decía a su padre que había pasado los exámenes y que le contrataban en La Caixa, era un orgullo para la familia poder decir que “mi hijo trabaja en La Caixa”, trabajar en “La Caixa” era una carta de presentación de buen trabajador, competente y respetado, y si llegabas a director en un pueblo ya ni te digo.
Hasta hace pocos años no tener o haber tenido cuenta en La Caixa, contando las libretas de ahorro de críos, era poco normal, el papá en los dinerillos que te regalaban los abuelos por navidad o por tu cumpleaños servían para una libreta de ahorros en La Caixa.
En tiempos de la guerra civil española, según aseguraba mi difunto padre (murió bastante joven, a los 59 años víctima de una enfermedad) muchos bancos se fueron al garete, pero La Caixa incluso cambió dinero republicano por la nueva moneda de curso legal (habría que saber en qué condiciones, porque esto no lo acabo de ver, la verdad), por tanto esto por si solo era un síntoma de extremada solvencia.
En fin ahora resulta que por historia La Caixa te clava unos palos de tres pares y muchos residentes en Catalunya “aguantan como cosacos”, y el mismo palo te lo da el Banco Pastor o el Santander y se monta la de dios.
Esto es como el Barça, para mucha gente es más que un club de futbol, yo soy barcelonista, pero el Barça no son más que 11 tíos detrás de una pelotita.
En fin definitivamente los catalanes de nacimiento somos gente rarita, y los catalanes que no nacieron aquí pero que llevan años con nosotros y son por tanto igual o más catalanes que nosotros, hemos conseguido contagiarles de nuestras rarezas, eso sí raritos, pero a la vez buena gente por lo general.