Zacka, de joven hubo una época en la que creía -no sin cierto escepticismo, eso sí- el catecismo de la secta roja. Luego me acerqué al catecismo ancap para descubrir, sin asombro alguno, que era tal: otra colección de dogmas sin más sustrato real que el fanatismo de aquellos que prefieren, como decía Escohotado, el prejuicio al juicio.
Ya estoy mayor para argumentos de autoridad de aquellos que siempre dicen, ineluctablemente, lo que uno prevé que van a decir. Lacalle es de esos, sin perjuicio de que muchas veces tenga toda la razón.
Pero me lo pones porque has encontrado lo que buscabas: una voz presumiblemente autorizada que corroborara tu punto de vista. Podría yo buscar la contraria, pero aunque sea domingo no me gusta ir a misa ni rescatar catecismos añejos.
Tienes razón, en suma. El Estado, de alguna manera, nos roba, si forzamos un poco la semántica. Consuélate, si eso te ayuda, pensando que es el oneroso precio a pagar por vivir en una sociedad no demasiado áspera; si eso no te solaza, rebélate de la manera más conveniente que veas, pero no nos pidas que compartamos tus tardíos y no siempre fundados ardores revolucionarios.