En el comentario de hoy quiero hacer hincapié en 3 hechos que han condicionado la sociedad de hoy y que me ha dado por reflexionar y no sé si será el tema pero creo que condiciona también el bien básico que es dormir en un techo:
1) La creación de la bomba atómica: Este hecho marca un antes y un después en el pensamiento de la humanidad. La destrucción del mundo es algo que se ha inculcado a lo largo de toda la historia. Desde el “que vienen a destruir las comunidades bárbaras” de Roma, pasando por el apocalipsis de la Religión. Pero la creación de la bomba atómica nos enseña que es real, que mañana una guerra puede destruir la ciudad donde vivimos con todas nuestras propiedades, miedos y sueños. Es cierto que la bomba atómica se ha usado una sola vez en población civil, pero, ¿y si un demente se le ocurre pulsar el botón porque en el Ifema se desarrolla la cumbre de la OTAN? La tensión en la Guerra Fría fue real y aunque desde la caída de la URSS esto se rebajó, cada tensión política nos recuerda que, a diferencia de las luchas a lo largo de la historia, ahora sólo hace falta pulsar un botón para finalizar muchas cosas. La creación y el hecho de conocer la existencia de la misma ha condicionado al ser humano como nunca: culturalmente con el postmodernismo, como también la consciencia del liberalismo e importancia del individuo frente a la sociedad, y es que el sistema actual liberal acoge al comunismo, al arnarquismo, al fascismo y a cualquier ideología económica-social que quieras. Es algo que estudié por años. Por ejemplo: ¿eres anarquista? El sistema actual te ofrecerá tu chaqueta de cuero anarka por 50 euros. ¿Eres un falangista nostálgico de la España del caudillo y de la bandera del pollo? Don’t worry, te vendemos tu banderita con comida con carne del KFC para que puedas fardar.
Da igual, mañana el mundo puede desaparecer, todos sabemos que dos subnormales y retardados pueden enfadarse, presionar unos botones y adiós a todo. BUM. Entonces, ¿qué importa? El individualismo, el que mi empresa en la que soy accionista me reparta más dividendo, me de más beneficio, y sea lo mejor. Me importa sacar más dinero de mis propiedades, esquilmar todo lo que pueda con los activos que tengo. Podríamos decir que esto es inherente al ser humano con la avaricia, pero saber que mañana puede ser nuestro último día nos hace que esta sea una época donde la avaricia sea una característica que se acrecenta.
2) La crisis de 2008: Todo lo que pasó esos años; incluida la crisis del euro en 2012, hizo una gran transferencia de riqueza hacia ciertos sectores. Aquí se rompieron los pactos generacionales y es que la humanidad durante mucho tiempo había interiorizado que su generación viviría mejor que la anterior. Esto se demostró que no es real. NO, toda una generación más alfabetizada, con más estudios y más destrezas se ve abocada a mayor inestabilidad. Una clase media destruida por todos lados y a la que las situación actual no permite que crezca de nuevo. Las empresas ya no dan un salario que permite a una persona crear la estabilidad de una casa, una familia y un coche sin rechazar unas buenas vacaciones y algún que otro capricho. Todo se configura a la creación de valor empresarial, cada año más beneficios y más tamaño, más ingresos… No existe ningún pacto social ni consciencia de sostenibilidad (y no, no sólo sostenibilidad ambiental, sino social, pues sólo importa el beneficio, ni siquiera importa el servicio e impacto que tiene en la sociedad). La crisis de 2008 supuso una mayor desigualdad, mayor precariedad frente a grandes fortunas y perdidas de oportunidades que el “pacto social” te vendía y que funcionaba hasta aquel entonces.
3) Hipótesis más que hechos. Mi tercer argumento sobre lo que nos marca está por decidir, pero nos lleva a que la pirámide poblacional esté rota, especialmente en países desarrollados y concretamente en España. El próximo hecho es arma de doble filo, pues desempeñan muchos factores que no comentaré por hoy, ¿pero qué pasará cuando cada vez seamos menos? Muchos heredarán una, dos e incluso cinco propiedades. ¿Garantizará una transferencia de riqueza justa o realmente sobrarán inmuebles y servicios? ¿Será tarde para remontar natalidad o dependeremos de la inmigración? ¿Podremos a la inmigración exigirles las condiciones inmobiliarias actuales o los futuros herederos deberán adaptarse a otra realidad donde los ingresos por inmuebles sean menores? Este mi clave del tercer punto, la insostenibilidad de la decadencia poblacional y el enfrentamiento del individualismo: dónde acabará esa avaricia de ganar por inmuebles de a los que se transfirió la riqueza en 2008 frente a la baja demanda poblacional y el individualismo de querer reducir gasto para conservar patrimonio individual de otros.