Se nos cuelan rojos en el foro. Estos se creen que si hubiese república se arreglaba o algo. El sionismo no tiene limites. En la Edad Media los judíos estaban perseguidos. Expulsados de España y de otros lugares, tuvieron la oportunidad de meterse en los gremios de constructores de catedrales en Inglaterra. Aprovecharon que esas reuniones o “tenidas” eran secretas, para que sus secretos profesionales no fueran copiados por otros, para ir tratando de otros temas. Poco a poco las “logias” o grupos de trabajo se fueron transformando en lugares de discusión de temas políticos, económicos y religiosos.
La mayoría de sus miembros no eran judíos, pues los judíos vivían estigmatizados, con señales externas de su pertenencia al credo judío. De ese modo, a través de otros, que no eran judíos, fueron cogiendo influencia. Los que están en grupos secretos, como no son conocidos del resto de la sociedad, se favorecen mutuamente, se ayudan y se van colocando en puestos principales. No son como nosotros, que tenemos unos ideales y los proclamamos a los cuatro vientos. Ellos se esconden, actúan en secreto, no le dicen a nadie lo que son.
Poco a poco, con el manejo del dinero y las jugadas financieras, tal y como están haciendo ahora mismo con la crisis, que los demás no sabemos lo que pasa y ellos sí, de un lado tenían mucho dinero y ese dinero facilitaba las conexiones con el poder y que el poder les favoreciera. Como su gran enemigo de religión y contra sus torvos propósitos es la Iglesia Católica, buscaron combatirla. Primero conspiraron contra la Compañía de Jesús, que era el gran ejército religioso de la Iglesia, su columna vertebral, los más preparados. Consiguieron que fuera prohibida. Luego fueron convenciendo a los reyes para que tuvieran un poder absoluto, por encima de la Iglesia, de las Cortes, del pueblo y de todo el mundo. Luego, cuando los reyes fracasaron con esas políticas, con el absolutismo, los derribaron con Revoluciones y ya se pusieron ellos mismos al frente de las Repúblicas y de los Gobiernos. Pero seguían ocultando que pertenecían a la masonería. Por ejemplo, en España, Carlos III tuvo ministros masones como el Conde de Aranda, el Conde de Floridablanca y Campomanes. En 1834, otro masón, Mendizábal, expropió a la Iglesia todos sus bienes, así como a los municipios, para repartirlo entre sus amigos potentados, que así sostuvieron con ese dinero el estado liberal. Y prohibieron las órdenes religiosas.
En la II república, 2 tercios de las Cortes eran de masones, así como varios jefes de gobierno y ministros. Derrotados por Franco, tras su muerte, volvieron al poder con Juan Carlos, que también se afilió a la masonería, así como Sofía, que pertenece a la Bildeberger. Porque ahora la masonería no se mueve sólo a través de logias con rituales rarísimos, sino con modernos grupos de influencia como la Conferencia Bilderberg, el Club de Roma, la Trilateral, etc.
Su fin es el dominio del mundo. Tener y controlar todo el dinero, todo el poder, toda la influencia moral. Al margen de Dios y de su Iglesia, a la que quieren destruir.
El Papa León XIII contó muchas de estas cosas en la encíclica “Humanum genus”, que puedes leer o descargarte completa en: http://www.buenanueva.net/NewAge/humanumGenus.pdf
Su sucesor fue San Pío X, pero estuvo a punto de ser nombrado Papa un cardenal masón, el cardenal Rampolla, Secretario de Estado, o sea número 2 del Vaticano con León XIII, descubierto por el Emperador Francisco José I de Austria, que lo comunicó al Cónclave y lo impidió.