Convergencia ya no es convergencia y las bases de Convergencia ya no son convergentes
por Salvador Cot
10 de Julio 2016 a las 21:41 h
El Partido Demócrata Catalán (PDC) debe ser el único en el mundo que debe nombre e identidad a las propias bases, en abierta rebeldía respecto a la dirección. Esto, de entrada, ya es un síntoma de vitalidad muy infrecuente en la política catalana. Por otro lado, el de siempre. Luchas entre facciones, supervivencia individual y preservación de la influencia. El resultado ha sido una síntesis de los dos vectores -lo que empuja desde abajo y lo que resiste desde arriba- , que es bastante más de lo que suele ocurrir en ls congresos de los partidos.
A partir de ahora, el nuevo PDC es un partido explícitamente independentista, socialmente progresista y económicamente centrado. Una fórmula que intenta acercarse al carril del medio de la sociedad catalana actual, muy recelosa con los recortes que afectan al espacio público .
El principal error político de Artur Mas fue encabezar la austeridad al inicio de su primer mandato y ahora este viraje hacia la izquierda intenta compensarlo de cara al futuro. Los nuevos demócratas generan una solución fundamental, que es hacer bascular, de forma definitiva, el grueso del catalanismo político hacia el independentismo. Pero también dos problemas. Uno es que esta redefinición coloca el PDC dentro del mismo espacio que ERC reivindica como propio y esto incrementará inevitablemente una pugna que viene de lejos y que ya afecta gravemente la cohesión del Gobierno. La segunda cuestión es que los independentistas de derechas, sean muchos o pocos, se han quedado sin referente electoral. En cualquier caso, el PDC tiene futuro. Como el tiene Puigdemont.
Como lo tienen estas bases que, por primera vez, han dado un puñetazo encima de la mesa que ha resonado en todo el país. Y si los convergentes han sublevado es que ya no eran convergentes.