El 'proceso constituyente' de Oliveres & Forcades
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Lunes, 29 de abril del 2013 Imprimir Enviar esta noticia Aumentar/ Reducir texto
La monja benedictina y doctora Teresa Forcades y el economista y presidente de Justicia y Paz, Arcadi Oliveres, han promovido el `Manifest per a la convocatòria d'un procés constituent a Catalunya', con el objetivo de preparar, dicen, un "cambio de modelo político, económico y social".
Invitan a todos los ciudadanos de Catalunya, vivan donde vivan, a firmarlo para hacer piña a favor de esta nueva iniciativa que quiere convertirse en un movimiento social hacia una candidatura unitaria y popular en las próximas elecciones al parlamento. También pueden firmar el manifiesto "como simpatizantes" quienes no sean ciudadanos catalanes. El proyecto se llama 'procés constituent', y según los dos promotores bien podría ser el nombre de la futura candidatura.
EL PROGRAMA
El programa que proponen en el manifiesto que han firmado no es confuso ni promueve medias tintas. Es claro y llamativo. Piden "un proyecto de cambio social y de ruptura con el actual orden [que] deberá defender una serie de medidas básicas y de urgencia". Definirlas es, dicen, un trabajo colectivo a realizar por parte de todas las organizaciones y personas que participen en este proceso. Una primera lista provisional, orientativa y no exhaustiva de puntos a considerar es la siguiente:
-Expropiación de la banca privada, defensa de una banca pública y ética, freno a la especulación financiera, fiscalidad justa, auditoría de la deuda e impago de la deuda ilegítima.
-Salarios y pensiones dignos, no a los despidos, reducción de la jornada laboral y reparto de todos los trabajos, incluido el trabajo doméstico y de cuidado no remunerado.
-Democracia participativa, reforma electoral, control de los cargos electos, eliminación de los privilegios de los políticos y lucha decidida contra la corrupción.
-Vivienda digna para todos, moratoria los desahucios y dación en pago retroactiva.
-No a las privatizaciones, reversión de todos los recortes y potenciación del sector público bajo control social.
-Derecho al propio cuerpo y no a la violencia de género.
-Reconversión ecológica de la economía, expropiación y socialización de las empresas energéticas y soberanía alimentaria.
-Derechos de ciudadanía para todos, no a la xenofobia y derogación de la legislación de extranjería.
-Medios de comunicación públicos bajo control democrático, software y red libre y desmercantilización de la cultura.
-Solidaridad internacional, no a la guerra, y por una Catalunya sin ejército y fuera de la OTAN.
Arcadi Oliveres y la monja Teresa Forcades han dicho que ellos no serán candidatos y, por tanto, el programa es simplemente un pulso para que alguien lo haga suyo e intente llevarlo a cabo por medio de la política, desde la conciencia de que, cada día que pasa, la crisis económica, la del propio sistema político y la corrupción hacen que los márgenes de los grandes partidos se estén estrechando y -si es que hemos de hacer caso a las encuestas del CIS- que la representatividad de estos sea cada vez más escasa.
Por tanto, parece que se abre paso a un cambio de régimen que sea capaz de transformar la sociedad y el sistema político que la representa. Y el manifiesto de Arcadi Oliveras y de la monja Teresa Forcades en este sentido.
ES POSIBLE UNA ARTICULACIÓN POLÍTICA ORDENADA DE LA PROPUESTA?
Cabe preguntarse de entrada qué saldrá de la propuesta, y es difícil de decir, aunque no hay duda de que el enfrentamiento con el "sistema" comienza a ser muy evidente, como resaltó el exembajador Dicenta en la Fundación Rubió hace una semana. En efecto, el enfrentamiento comenzó con aquella ocupación de la Puerta del Sol (y de la plaza de Catalunya en Barcelona) que hizo el movimiento de los indignados, paradigma de una nueva manera de hacer las cosas. Y se agravó con el intento de asalto al Parlament de Catalunya. Y lo vemos hoy con los más que discutibles escarnios (cast. escraches) dirigidos contra los diputados del PP por la PAH, dirigida por Ada Colau.
¿Tienen futuro estos movimientos que cuestionan netamente la política que han llevado hasta hoy los grandes partidos, PP y PSOE? Y cito expresamente al PSOE porque este partido se equivocaría si pensara que eso no va con él, por mucho que ahora ¿desnortado como está-, a menudo intente añadirse a la ola de protestas poniéndose irracionalmente al frente de la manifestación . Pero estos movimientos de indignación y de protesta, si bien recogen el gran malestar social que se ha creado, aún no han sido capaces de articular un modelo alternativo y viable para construir el país en todos los diversos aspectos de la vida económica, política y social.
No hace falta decir que la propuesta programática de Arcadi Oliveras y de la monja Teresa Forcades pretende ser un movimiento alternativo, aunque no es fácil de articular sin producir un descalabro. De hecho, rápidamente, partidos de la izquierda como ICV y ERC, que, les guste o no, lo reconozcan o no, hasta ahora se han movido integrados dentro del sistema (no olvidéis que ICV y ERC han sido partidos de gobierno en Catalumya!), se han inquietado por temor a que se remueva su bolsa de votantes y les han ofrecido acogida. Y es que no es fácil llevar a cabo un proyecto como el que proponen, que, por otra parte, se desliga netamente de la política europea en la que estamos insertados, que se fundamenta en la defensa del capitalismo de mercado.
Claro que, también en Europa, han surgido movimientos de este estilo. Pero -y que nadie malintencionado diga que los comparo con el proyecto de Oliveres y Forcades --también es cierto que el populismo (del color que sea, porque el populismo muestra a menudo colores antagónicos) cobra fuerza y gana espacios en Europa. Es el caso emblemático de los "Grillini" en Italia (¿son de derecha?, ¿son de izquierda?), por no referirme a los --esta vez claramente diestros-- partidarios de Amanecer Dorado, que, por cierto, son los que, en Grecia, han popularizado los escarnios contra sus adversarios.
Habrá que ver, por tanto, qué fórmulas acabará adoptando el cambio en países como España, donde ha habido hasta ahora una contención electoral de estos movimientos. Las encuestas del CIS presagian, es cierto, un espacio electoral amplio alejado de los dos grandes partidos --PP y PSOE--, espacio que parece que tienen grandes expectativas de cubrir IU (ICV en Cataluña) y UPyD. Sin embargo, es posible que el auge de estos partidos sea coyuntural si finalmente emergen otros movimientos más cercanos a las protestas de la calle o personalidades atractivas y con gancho mediático, como decía muy bien el director de `La Vanguardia¿, José Antich. Éste también se preguntaba quién puede reunir en España a los seguidores de estos movimientos. ¿Los reunirá lo que surja de una combinación de Garzón y Ada Colau? ¿Es posible esta combinación? ¿Aceptaría la sociedad española un movimiento como el italiano de Beppe Grillo?
Son preguntas adecuadas pero de difícil respuesta. De todos modos, no creo -ni de cerca- que la idea de Arcadi Oliveres y de la monja Teresa Forcades se parezca a la del cómico que ha puesto en jaque a la República italiana, la salvación de la que depende hoy de la sabiduría de un antiguo comunista, casi nonagenario, debido al populismo corrupto de Berlusconi, la derrota de la izquierda de Bersani y del magma incalificable de Grillo, que, entre todos, han terminado por hacer ingobernable el país.
Por eso mismo ICV, ERC o la CUP se han apresurado a decir que ellos son otra cosa y han invitado al economista Oliveres y a la monja y doctora Forcades a engordar sus filas con su propuesta de revolución pacífica contra el sistema, confiados y convencidos de que les corresponde a ellos ordenar el país
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