El hábito no hace a la monja
El Proceso Constituyente acaba con la coartada de la agitación sin sustancia ni gracia
TONI SOLER
Periodista | Actualizada el 12/04/2013 12:00
ARA.
Forcades y Oliveres están marcados profundamente por el cristianismo, pero deberán predicar entre infieles. Forcades y Oliveres están marcados profundamente por el cristianismo, pero deberán predicar entre infieles. XAVIER Bertral
Cuesta ser crítico con la iniciativa de Teresa Forcades y Arcadi Oliveres, incluso desde la distancia ideológica. Meterse en política, hoy en día, es un deporte de riesgo. Por lo tanto, ante todo, un aplauso sincero para los valientes. Por otra parte, sería absurdo deslegitimar esta aventura, después de haber denunciado por activa y por pasiva que el talón de Aquiles del movimiento indignado era la ausencia de propuestas concretas, de articulación y capacidad de incidencia institucional. Pues bien, el paso adelante de dos referentes mediáticos de la izquierda alternativa puede acabar con la coartada de la agitación sin sustancia ni gracia, y con la media risita los escépticos acomodados.
Cuesta predecir los límites del invento, que es tan original como imprevisible, tiene al frente dos personajes alejados de la política, pero con una gran capacidad comunicativa, dos doctorados, marcados profundamente por el cristianismo, pero con un discurso radical que les obligará a predicar entre infieles. La izquierda más rompedora, que pide expropiar la banca y las industrias energéticas, lo hace con hábito de monja, camisa de cuadros, susurros y tono conciliador. Una especie de santo espíritu revolucionario. Si lo vieran Lerroux, Durruti y el Noi del Sucre ...!
La irrupción de la CUP anticipó el éxito de la nueva política. Este llamado Proceso Constituyente nace, pues, sobre terreno abonado. Pero nos hemos hartado de falsos profetas y gurús. Es fácil ridiculizar la monja charlatán y el pacifista barbudo, pero no duden que este par tienen garantizada una cuota de pantalla-y de atención-fuerza superior a los líderes políticos tradicionales. Y aunque el grueso del electorado el socialismo libertario lo coja a contrapelo, no debemos subestimar el peso de una desafección que cada vez es más promiscua (cuánta gente de derecha no ha votado Beppe Grillo en Italia?). Y es tan gratificante ver como en este país, una vez más, pasan cosas no previstas, no decididas en ningún gran despacho!
Sumar, no dividir
Que de ello salga un programa, una candidatura, una acción política con cara y ojos, es otra historia. Qué piensa el resto de la izquierda? ¿Qué pasará en unas hipotéticas elecciones anticipadas? ¿Y en un referéndum? Hay un factor importante-si tienen éxito, quizá decisivo y todo-, y es que el programa que proponen Teresa Forcades y Arcadi Oliveres tiene un marcado carácter soberanista. Por este motivo hay que esperar que a la hora de la verdad su propuesta sume y no divida.