No me canso de leer a este hombre que además de profesor, es un maestro por el respeto a sus años y canas.
Los partidarios de la "mano dura" y de un nuevo régimen que pretende ser una vuelta del viejo régimen tendrán que esperar, pero lo mismo hasta las NUEVAS medidas hasta les perjudican más, pero les da igual y prefieren el conformismo, aunque están en peor condición:
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El persistente nacionalcatolicismo
Nunca antes, durante el periodo democrático, se había visto un ataque tan frontal al bienestar de la población y, muy en particular, de las clases populares, y, sin embargo, el partido político responsable de llevar a cabo tales políticas ganaría las elecciones legislativas hoy según muchas encuestas, en caso de que estas se convocaran. Ni que decir tiene que ha sufrido un descenso en su apoyo electoral, pero lo sorprendente es que continuaría ganándolas, un caso único en la Unión Europea, donde la gran mayoría de partidos gobernantes que han impuesto estas políticas de austeridad y reducción de derechos laborales y sociales han sufrido enormes descalabros y perdido las elecciones. Es, pues, paradójico que el partido gobernante español, que ha sido el partido que ha aplicado políticas más duras y políticas sociales más reaccionarias (no hay otra manera de definirlas), todavía cuente con el considerable apoyo popular que tiene. ¿Por qué?
La continuidad del nacionalcatolicismo
Para responder a esta pregunta hay que remontarse a un debate que ha tenido lugar sobre la naturaleza del sistema dictatorial que existió en España desde 1939 hasta 1978, y de la Transición de aquel sistema dictatorial al actual democrático. Este debate sobre la naturaleza de aquel régimen dictatorial ha sido entre politólogos, habiendo sido considerado por muchos de ellos (siendo el más prominente el Profesor de Ciencias Políticas de Yale, EEUU, el Sr. Juan Linz) como un sistema autoritario pero no totalitario, entendiéndose por esto último un sistema claramente ideológico que intentaba configurar todas las dimensiones del ser humano. Según la interpretación del Profesor Linz y sus seguidores, el régimen dictatorial no era totalitario. Era meramente autoritario, es decir, su objetivo era primordialmente reproducir, siguiendo medidas autoritarias, incluso coercitivas, el orden social existente, sin desear configurar la ideología y manera de ser de la sociedad.
El nacionalcatolicismo durante el periodo democrático
Pues bien, la realidad muestra que no solo el nacionalcatolicismo configuró aquel régimen, sino que esta ideología ha permanecido durante el periodo postdictatorial como la ideología dominante en los mayores medios y fórums del establishment español conservador. Ni que decir tiene que la cultura política y mediática en el país ha cambiado mucho y los elementos progresistas de la cultura, apoyados por las fuerzas progresistas del país, han conseguido cambios notables. Pero la estructura ideológica dominante, reproducida en el establishment político-mediático-económico y cultural español, es una evolución del nacionalcatolicismo, que adquiere mayor prominencia en la cultura de las derechas españolas, las cuales, en el abanico político del espectro europeo, equivalen a las ultraderechas. No hay diferencias notables en la cultura política entre las ultraderechas españolas y las europeas y estadounidenses (como el Tea Party, por ejemplo). Las derechas del establishment español conservador son herederas de las derechas gobernantes durante la dictadura. Y su comportamiento –desde sus tics autoritarios, su falta de sensibilidad democrática, su tolerancia cuando no participación en la corrupción (rampante durante la dictadura), su nacionalismo españolista, su catolicismo reaccionario– es continuista con el de las derechas del régimen dictatorial.
Naturalmente que hay algunas peculiaridades que las distinguen. Hoy, por ejemplo, las ultraderechas en Europa están, en general, en contra de la Unión Europea y del euro, mientras que el Partido Popular está a favor, siendo uno de sus mayores promotores. Ello se debe a que la articulación de la ultraderecha española con la gran patronal (tanto financiera como industrial) es más intensa en España que en los otros países.
Lo que llama la atención es que este nacionalismo españolista es el único en España que no se considera nacionalista. Niega la plurinacionalidad de España –una de sus características-, presentándose con distintas variedades, desde la extrema –muy común en la Iglesia Católica y el Ejército- a la más moderada –que aparece en gran número de medios de comunicación y persuasión con sede en la capital del reino, Madrid.
La mayor parte de este nacionalismo va acompañado de la versión católica profundamente conservadora, aunque existe también en nacionalismo españolista no católico, como es el C’s y UPyD, que no tiene nada que envidiar al nacionalismo extremo. C’s y UPyD representan también el nacionalismo extremo (de sensibilidad económica liberal), y son los aliados naturales del PP. En realidad, algunos de sus portavoces en Catalunya proceden de la extrema derecha.
Este nacionalcatolicismo o su rama meramente nacionalista tiene todavía una enorme capacidad de movilización, pues paradójicamente las fuerzas políticas que se identifican con él se presentan como las más “patrióticas” (y digo paradójicamente porque han sido responsables de las políticas públicas que han dañado más a las clases populares de este país). Este “patriotismo” que define a todos los que tienen otra visión de España como antiespañoles es hegemónico en grandes sectores del territorio central del país.
La población, incluidas las clases populares, es fácilmente movilizada a nivel electoral, pues sus sistemas de influencia continúan inalterados. Son incluso las mismas capas sociales, herederas del régimen anterior, las que continúan dominando el Partido Popular, clases muy provincianas, de escasísima cultura democrática (o cultura en general) y de limitadísima experiencia internacional (ver mi artículo “La Marca España”, El Plural, 24.02.14), que continúan dominando la España de siempre.
Como consecuencia, hoy existe en España un dominio casi absoluto de los medios por parte de una ideología nacionalcatólica ultraconservadora que, tanto en su versión original como en su deriva exclusivamente nacionalista, domina el sistema reproductor de valores, y que, respondiendo a los intereses económicos que la promocionan, es neoliberal en sus políticas económicas. No es de extrañar que el gobierno central español esté utilizando su nacionalismo (negando que sea nacionalismo) para atacar a los “nacionalismos periféricos”, a los que define como la anti España, ocultando así el enorme ataque frontal al Estado social que está realizando, y está siendo exitoso en este empeño.
http://www.vnavarro.org/?p=10524
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Semana Santa Talk about the passion y el porvenir de una ilusión que solo pide resignación (Sigmund Freud)
La tercera fase del capitalismo
El capitalismo financiero se caracteriza por ofrecer cada vez menos empleo, al menos, para la mano de obra no cualificada. Supone un descenso fulminante del nivel de vida, que incluso coloca a muchos al límite de la sobrevivencia. Que los más pobres lo pasen mal no es noticia que sorprenda, ha ocurrido siempre; lo verdaderamente relevante es que ahora la crisis afecta a las clases medias en una medida muy superior a como lo hiciera en crisis anteriores. La cuestión crucial es saber cómo va a reaccionar la ciudadanía ante un desempleo masivo de larga duración.
Como tampoco cabe abandonar a su suerte a la población creciente sin empleo por la destabilización social que provocaría, además de que se necesitan como consumidores para que el sistema funcione, el tema central de esta nueva etapa del capitalismo será cómo mantener una población no empleable, que ya no se necesita ni siquiera como “ejército de reserva”, cuyo destino constituye sin duda el problema clave de los próximos decenios.
http://elpais.com/elpais/2014/02/21/opinion/1392988034_229568.html
Un saludo